Microfibras: El rol de las marcas del outdoor en la contaminación marina
por Christian Moscoso A.
John Donne es uno de los poetas metafísicos más importantes de la historia. De su autoría es la popular frase «Ningún hombre es una isla», con la que destaca la complejidad existente en cada individuo, pero también su intrínseca relación con su entorno y los demás seres vivientes.
Hoy, en un mundo globalizado a través del comercio y la información, nos resulta más claro entender la profundidad de sus palabras. Este planeta es de todos, es el espacio de vida y tiempo que nos tocó compartir junto a otras culturas, especies y nuestras propias creaciones, como las empresas.
Generadoras de empleo, de productos y servicios vitales para nuestra subsistencia o simplemente proveedoras de caprichos, las empresas son un «vecino» con el que hemos aprendido convivir y aceptar en nuestro entorno hace varias décadas y, sin embargo, continuamos teniendo conflictos con varias industrias.
Fue en las postrimerías de la guerra de Vietnam cuando el concepto de Responsabilidad Social Empresarial comenzó a acuñarse con fuerza. La RSE comúnmente se entiende como la contribución activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental por parte de las empresas. Destaca en esta descripción el caracter voluntario de estas iniciativas. Por lo mismo, tal y como sucede en nuestros edificios, vecindarios o condominios, nos encontramos con empresas que estan dispuestas a ser mejores vecinos que otras, contribuyendo de maneras diversas a la comunidad.
Las Microfibras y la responsabilidad de la industria del Outdoor
En junio del 2016, la Outdoor Industry Association con sede en EEUU, publicó un documento enfocado a advertir a sus asociados sobre el creciente conflicto deribado de la utilización de microfibras en las prendas de la mayoría de las marcas del outdoor a nivel internacional.
En este documento se explica que durante los últimos años se he creado una nueva sub-categoría de estudios sobre la contaminación marina por plástico, las microfibras. Pequeñas fibras compuestas por materiales sintéticos o naturales que son vertidas a los caudales de aguas a través del lavado de las prendas por parte de los consumidores.
Producto de estos estudios la industria de ropa outdoor se encuentra en la mira debido a que gran parte de sus productos tienen usan este tipo de materiales.
Ya en estudios del 2011 científicos como Mark Browne mostraban que las microfibras eran contaminantes presentes en las costas de 6 continentes y desde los polos al ecuador. Durante el periodo entre los años 2014 y 2015 muchos fueron los artículos de fuentes relevantes que llamaron la atención entre la relación de las microfibras y la industria outdoor, desencadenando que en diciembre del 2015 la «Microbead-Free Waters Act» fuera aceptada como una ley federal en EEU, prohibiendo a la industria de cosméticos agregar de manera intencional pequeñas partículas plásticas en sus productos.
Fue el mismo Browne quien decidió poner a prueba una chaqueta de polar. Al analizar el agua residual del lavado encontró 1.900 fibras que habría ido a parar al desagüe. El investigador intentó conseguir el apoyo de marcas de la industria outdoor para ver si podía profundizar su investigación. Pretendía encontrar ajustes en el tejido o el diseño de las prendas que permitieran que las microfibras no llegaran al desagüe. Ninguna de las grandes marcas apoyó su investigación, sólo una pequeña y casi desconocida marca de ropa outdoor femenina le dió el apoyo necesario para continuar con sus estudios.
La ciencia avanzó su desarrollo hasta que 4 años mas tarde las microfibras comenzaron a estar en boca de todos, una vez que se logró demostrar que los filtros de las grandes plantas de tratamientos son incapaces de detenerlas y compuestos como el DDT (dicloro difenil tricloroetano) y PCB‘s (bifenilos policlorados) fluyen libremente hacia el oceano donde, finalmente, entran en la cadena alimenticia.
Tuvo que llegarse a este nivel de comprensión del peligro detrás de las microfibras y la responsabilidad existente en los productores de indumentaria para el outdoor que Jill Dumain, Directora de Estrategia Medioambiental de Patagonia, decidiera tomar este tema en serio.
A comienzos del 2015 encomendó un estudio para averiguar cómo los polar y otras fibras sintéticas utilizadas por Patagonia contribuían a este tema. En junio del 2016 los resultados salieron a la luz y no son buenos.
Del conjunto de chaquetas seleccionadas se obtuvo que la mayor cantidad de fibras eliminadas fue de 250.000 y que en promedio una chaqueta elimina 81.317 fibras en un lavado. Además comprobaron que las chaquetas viejas eliminan un 80% más de microfibras que las nuevas y que con el tiempo, todas las chaquetas, independiente de la marca y precio inicial, pierden una cantidad similar de fibras, aportando de manera similar a la contaminación producida por este tipo de materiales.
Las conclusiones de este y otros estudios no solo ha puesto en jaque el rol de las marcas del outdoor en la contaminación marítima por microfibras, sino que también el rol de las marcas de lavadoras. A pesar de que estudios muestran que los filtros utilizados en las plantas de tratamiento eliminan el 98% de fragmentos plásticos del desagüe, ¡aún libean 65 millones de piezas de microplásticos por día!
¿Cómo ser parte de la solución y no del problema?
El rol de cada uno como consumidor es vital en acelerar el cambio de la industria. Incorporar el conflicto de los microplásticos en nuestra toma de decisiones es una opción personal y la manera más simple de andar por la vida con la conciencia tranquila.
En ese contexto resulta siempre importante informarse sobre los componentes con los que se ha fabricado la prenda que estemos por comprar y apoyar a aquellas marcas que privilegian la política del buen vecino. Nunca está de más preguntar qué diablos está haciendo nuestra marca favorita por proteger los lugares que amamos.
Todas las prendas eliminan fibras con el tiempo, sin embargo a diferencia del algodón y la lana, las prendas sintéticas desprenden residuos que no son biodegradables. Preferir prendas con fibras naturales y evitar aquellas con fibras sintéticas es una manera de aportar a la solución del problema.
Otras importantes medidas vienen del sistema de lavado que utilizamos. Por supuesto, mientras menos lavemos la prenda, menos fibras perderá. Pero también si utilizamos detergente líquido en vez de en polvo, con una carga al máximo en la lavadora y con agua fría.