Lo que NO se debe hacer cuando se va a bulderear
por Francisca Undurraga J.
“El 8 de Marzo del 2014, salí a probar los boulders de farellones que se habían abierto hace poco. Fui con los mismos cabros de siempre, 3 amigos, un chico que conocí en Valle de los Cóndores y otro tipo que conocí ese día. Llegamos y empezamos a probar las líneas. Comencé a subir por una de éstas. Tres chicos, que ya habían hecho el Boulder, me estaban asegurando y papeándome mientras lo intentaba.
Hice unos tres pegues, y al cuarto dije: ya este es el último. Empecé a subir, logré pasar el lugar donde quedaba siempre. El siguiente paso era muy incómodo. Desde abajo me gritaron “la que viene a la derecha es buena” así que me lancé con todo y me equivoqué de presa, en vez de llegar a una manilla, llegué a un romo. Salí hacia atrás y caí directamente al piso. Teníamos un montón de crash pads no tengo idea cuantos habían abajo mío, pero no caí arriba de ninguno.
Mis pies estaban a 2.50 metros de altura más o menos. Lo primero en tocar el suelo fue mi cola, acto seguido sentí unas manos en mi espalda, perdí todo el aire y sentía que el centro de mi ombligo tiraba todos mis músculos, desde la punta de mi cabeza hasta la punta de mis pies hacia su centro. Me acosté con las rodillas flectadas, no tenía ni un control de mi respiración, respiraba rapidísimo y me dolía muchísimo”.
Esta es la historia de la escaladora Caterina Herrmann, joven de 28 años, la que llevaba 3 años entrenando duro en esta disciplina.
Cuando llegó a la clínica, luego de ser inmovilizada por sus compañeros y aguantar el intenso dolor todo el camino de regreso, el doctor le explicó que tuvo una fractura A3 en la vértebra L2 y que si no la operaban podía quedar paralítica.
“Me llevaron a hacerme un scanner y apenas salí me explicaron que mis huesos se habían desplazado en un 60% hacia la médula. Con un 80% de desplazamiento quedas parapléjica”, retrató Herrmann.
La operación duró una hora y media. Le fijaron tres vertebras a través de unas barras de titanio y le hicieron un injerto de cadera para ponerlo en la vértebra que había estallado. Estuvo 5 días hospitalizada y apenas salió de la clínica comenzó con kinesiólogo tres veces a la semana.
Sin embargo, la historia no terminaría ahí. 5 meses después, en un control médico le detectaron que se la había desecho un disco y que tenía que volver a operarse de urgencia.
“La operación duró 5 horas, me desperté y sentía un dolor intenso, no sabía de dónde provenía. Me pasaron a la UTI y me enteré que durante la operación me habían pasado a llevar un pulmón y éste había colapsado. Lo que me dolía era respirar, tuve una aspiradora enchufada a mi pulmón 3 días, haciendo ejercicios de abuelo con bolitas y aire. Perdí sensibilidad en mi muslo izquierdo y la fuerza de ese lado”, aseguró la escaladora.
A pesar del mal pronóstico, esta deportista innata salió adelante. No pasaron 5 meses y el yoga, la bici y la escalada (en top) comenzaron a entrar nuevamente en su vida.
En marzo de este año tuvo que ser operada por tercera vez para remover las placas de la primera intervención, sin embargo, fue persistente en su recuperación y hoy está a puertas de ser dada de alta luego de un año de terapia tradicional y alternativa.
“Estoy reincorporándome laboralmente, haciendo yoga y kine. Lo único que quiero es terminar con la terapia para empezar a escalar. Comenzaré en resina. Quiero ver cómo me va y seguir avanzando, lento pero seguro. (…) Me di cuenta la importancia de seguir las normas, no son porque sí. La magnitud de un accidente escalando es muy distinta a la de una pichanga. Aprendí la importancia de tener una cordada. Antes nunca la tuve y aunque si era consciente de que era importante no le tomaba el peso real. Ahora sé cuán importante es” concluyó Herrmann.
Este testimonio no hace más que demostrarnos lo importante que es la seguridad y considerar ciertas reglas básicas en el momento de enfrentarnos a la roca. La escalada es un deporte que merece respeto y para ello debemos informarnos.
Fuimos directamente con uno de los mejores escaladores de Chile y especialista en Búlder, Jesús González, para que nos entrega algunos consejos de lo que NO se debe hacer cuando se va a boulderear a roca. Estos fueron sus consejos:
1.- No modificar el Boulder
No debemos modificar los boulders que muchas veces no conseguimos escalar. Con esto me refiero a no utilizar herramientas para modificar o quitar algunos agarres a modo de facilitar o dificultar la escalada. La roca por sí sola erosiona y de manera natural muchos de los agarres que no se utilizan pueden romperse de manera inesperada abriendo nuevas posibilidades de tener una nueva línea por donde escalar.
Se debe considerar también que un sector de muchos desprendimientos puede producir un accidente tanto para quien escala como para quien asegura.
2.- No ir a lugares poco seguros
Debemos evitar ir a un lugar en el que no puedas tener un asegurador que te esté protegiendo constantemente. Cada vez que se realice un Boulder debemos revisar el lugar y estar consciente donde serán tus posibles caídas y si la persona que te está protegiendo tiene acceso a ellas.
3.- Que tu asegurador sea flojo
El asegurador no puede quedarse a la espera. Éste debe anticipar tus movimientos, teniendo en cuenta una lectura previa y también viendo cuales son los posibles crux de cada caso, evitando que quede expuesto a las rocas más cercanas y habilitando bien con los crash pads. Debes concentrarte 100% en el escalador.
4.- Evita escalar con un extraño
Siendo la seguridad una de las cosas más importante en el momento de asistir al escalador que comienza la ruta, es importante ir a escalar con amigos o personas de confianza. Esto ya que al estar consciente de que todo está en orden te ayuda a arriesgarte y probar un paso más difícil en el que muchas veces estamos expuesto a una caída más fuerte o de mayor altura. Te ayuda a lidiar un poco con la adrenalina.
Yo soy un escalador que estoy en constante búsqueda de límites más altos, pasos más difíciles y Boulders más expuestos y creo poder llevar todo este trabajo gracias a mi grupo de amigos que siempre están asistiéndote y con las protecciones justas y necesarias.
5.- Olvidar revisar tu descenso
Hay que preocuparse no solo del inicio del boulder sino también de donde termina, cuál es su acceso y si es posible realizarlo. El descenso es muy importante para poder realizar un Boulder exitosamente. No hay nada peor que descifrar tus movimientos finales en la cima de la roca para luego darte cuenta que no sabes cómo bajar. Explora el descenso antes de subir.
6.- Escalar en una ruta “sucia”
Para evitar accidentes también se debe preocupar de la limpieza previa del problema. Ya sea un Boulder o proyecto nuevo, descolgándote y viendo cuales son los posibles agarres. Si es un Boulder que ha sido dominado por muchos escaladores y se conoce el grado es importante preocuparse de tener un buen nivel para el paso que se exige en conjunto a la protección de tus amigos.
7.- Escalar con tus zapatos sucios
Los zapatos sucios no se fijan bien, le meten tierra a las fijaciones y las pulen. Limpia tus zapatos antes de comenzar y trata de pasar directamente a la ruta desde tu colchoneta o roca más cercana.
8.- Dejar marcas
No se debe graffitear o marcar los boulders. Muchos escaladores trazan sus marcas de manos y pies con un poco de magnesio. Si prefieres escalar con este tipo de ayuda visual está bien, pero asegúrate de limpiar la roca antes de irte.
Teniendo estos consejos en mente sólo falta recordar que el mejor escalador es el que más se divierte, así que a prepararse para disfrutar de nuestra próxima salida a roca.