Primer ascenso a la cara oeste del K6
La cara oeste del K6 (7.100 msnm), una de las cumbres que quedaba pendiente y que era uno de los desafíos del alpinismo mundial, consiguió su primer ascenso. Los canadienses Raphael Slawinsy e Ian Welsted fueron los encargados de trazar una primera línea en esta imponente montaña, llena de paredes de roca que parecen amenazantes cuchillos, que está ubicada en Pakistán .
El primer ascenso al K6 fue realizado en 1971, a manos de una expedición austriaca. Sin embargo, la cara oeste había sido escurridiza para expediciones de alpinistas muy fuertes. Dentro de los que intentaron abrir una ruta por esta cara se encuentran nombres como los estadounidenses Steve House, Vince Anderson y el esloveno Marko Prezelj, quienes intentaron un ascenso en 2007, pero se dieron cuenta que las condiciones del tiempo y la gran cantidad de nieve hacían que fuera muy riesgoso continuar, por lo que abandonaron su intento.
Raphael Slawinsy e Ian Welsted llegaron en un mal momento a Pakistán. Un grupo terrorista realizó una matanza de montañistas en el Nanga Parbat, lo cual generó que muchas expediciones se fueran de las montañas. Slawinsy y Welsted, prefirieron continuar, pero Jesse Huey un estadounidense que iba con ellos en la expedición decidió regresar a su casa.
Los tres alpinistas iban camino a Stardu, cuando llevaban dos de las 26 horas de viaje, se enteraron del atentado, por lo cual decidieron volver a Islamabad. En esa ciudad discutieron el futuro de la expedición. Huey prefirió volver a su casa y los dos escaladores restantes eligieron ir en avión a Stardu para no pasar por la Autopista Karakorum, lo cual era más riesgoso.
Los canadienses argumentaron que debido a la geografía donde ellos iban a estar y escalar no era un territorio peligroso, sin embargo entienden que esto puede afectar a las familias las cuales ya están preocupadas por los riesgos implícitos del alpinismo, como para que se les sumara el miedo a ataques terroristas.
Al final lograron llegar sin muchos problemas a la base de la montaña y comenzaron la escalada.“La aproximación fue la parte más riesgosa, con mucha caída de hielo y peligro de avalanchas. Fue la parte que más preocupado me tenía”, cuenta Slawinski a The Alpinist, sobre el ascenso de esta vía que les costó seis días de lucha y varias vivacs en el medio de esta gigantesca montaña.
La vía que escogieron en la mayor parte tenía condiciones seguras, con 50 o 60 grados y hielo continuo interrumpido por algo de roca. Alrededor de los 6.000 metros, los escaladores se encontraron con una parte desplomada que los puso en problemas, haciéndoles perder un día en intentos. Al ver que existía mucho peligro de avalanchas y de que la cornisa se desprendiera, prefirieron realizar una travesía y evitar esa zona.
Luego de conseguir pasar esa parte, la escalada se relajó y pudieron hacer cumbre. “Afortunadamente la nieve se encontraba en perfectas condiciones y el día de llegar a la cumbre fue relativamente fácil”, señala Welsted.
Estos dos alpinistas suman esta cumbre, que era uno de los mayores desafíos del alpinismo moderno, a su increíble currículo de escalada que incluye Piolets de Oro ganados y una gran cantidad de ascensos extremos especialmente en Norteamérica.
Fuente: Alpinist.com y desnivel.com