Cerro Castillo (RM)

Contribución de Adolfo Aguirre y Felipe González Donoso 06-2009
La historia dice ..…
Hace mucho tiempo, casi 56 años atrás para ser más precisos un fuerte grupo de montañistas visionarios, pioneros de la escalada artificial en Chile logran conquistar por primera vez el Cerro Castillo, el grupo conformado por Ludwig Krahl, Ernesto Hoffmann, Eduardo Meyer y Sergio Kunstmann, tuvieron grandes complicaciones para cumplir su cometido, de hecho a la ascensión le presidieron 2 intentos fallidos, en una formación geográfica que denominaron «la mano que ataja». Justamente por esta razón los expedicionarios entrenaron por mas de un año las técnicas de escalada y prepararon minuciosamente el equipamiento, incluso construyendo gran parte de él (principalmente clavos y estacas de madera).
Nuestra expedición:
Todo comienza el tercer día del presente año, cuando 4 personas quieren salir de la duda y averiguar por si mismos como se siente embestir a un castillo. El grupo era compuesto por Darío Arancibia, Ralph Jaiser, Felipe González (quien escribe) y Viviana Callahan (esta última no llegó a la cumbre porque tuvó que bajar después del primero intento). La aventura parte en el Cajón del Maipo, específicamente en los clásicos Baños Colina, luego prosigue por dos jornadas de acercamiento en dirección al paso Colina, tramo que exige caballos al menos para cruzar los múltiples causes de ríos. Un día de descanso y estudio de la ruta en el campamento alto (4100 m.s.n.m.) y para arriba, la vía de acceso a la montaña parte por un canalón de unos 300 metros de longitud con algunos pasos de escalada, al final éste se taponea con una pared vertical con varias cascadas, las que son fáciles de evitar por una travesía de acarreo bien empinado y algo expuesto hacia la derecha para enlazar con un nuevo canalón de escalada fácil con algunas secciones mixtas, luego prosigue un nuevo acarreo con tramos de barro duro en pendiente fuerte, incluso a ratos dan ganas de colocarse los crampones. Rápidamente y felices por recibir los primeros rayos del sol, superamos un tramo de penitentes, pero al final de estos nos encontramos con la sorpresa de estar en una especie de mini portezuelo, lleno de torres columnares de barro, una al lado de la otra, una cosa que ninguno de nosotros habíamos visto antes, un laberinto andino que nos hace demorar mas de lo necesario. De igual forma proseguimos nuestra desenfrenada carrera, pero una vez superado el primer largo del «Espolón Final», entendemos que quizás es algo tarde para seguir. Algo fatigados y abatidos decidimos bajar, aun no sabíamos que volveríamos por un segundo intento. Después de darnos cuenta lo difícil que seria regresar nuevamente desde nuestros hogares a esta esquiva montaña, casi unánimemente decidimos intentarlo nuevamente, claro después de dos días de recuperación (menos la «Vivi» decide regresar). Esta vez salimos 3 horas antes que el primer intento (a las 23 horas), caminamos de noche todo lo que habíamos escalado antes con luz de día y claro como no, si además ahorramos cerca de 4 horas de reconocimientos de terreno buscando la ruta. Llegamos al peculiar portezuelo y lo superamos dejando una cuerda fija que nos facilitara el regreso, desde aquí es como subir un cerro por si solo (el «Espolón Final»), donde su arista de roca descompuesta te hace perder toda proporción, además sumado a que no teníamos idea por donde era la ruta antecesora optamos por lo mas lógico, al menos para nosotros, «arista». Así metro a metro luchamos por no resbalar por ninguna de sus laderas, mayor atención aun con la precaria calidad de la roca y por consiguiente la mediocridad en lo que a seguros se refiere. Bastante cansados luego de terminar los 500 metros de arista conectamos con un interminable acarreo que tras un par de horas de batalla nos conduce a la última punta de roca irregular blanquecina, la cumbre del Cerro Castillo. Siendo alrededor de las 16 horas, escalamos 100 metros de la pálida roca, pero el cielo no augura lo mejor, los ánimos comienzan a flaquear y tanto Darío como Ralph me insinúan el inminente regreso. Entonces hago reflexión a que la tormenta ya nos agarro, solo hay que llegar a la cumbre para que valga la pena lo que se nos viene. Finalmente logro disuadirlos y llegamos a la cima, pero con ellos también la tormenta eléctrica, con los pelos parados y victimas de pequeños golpes eléctricos, emprendemos el descenso o mas bien como lo reflejan nuestras caras «el escape». Hicimos un rapel desde la cumbre, luego a bajar rápido caminando por la nieve recién caída, hasta a eso de las 20 horas donde comienza la sesión de rápeles por la arista, una larga noche de «aquellas» para llegar a las 12 horas del día siguiente a nuestro campamento.
Agradecimientos
No queda mas que agradecer y rendirle honores a Sergio Kunsmann quien compartió sus experiencias con nosotros y a todos sus compañeros de aventuras, quienes no solo derribaron al gigante por primera vez, sino que también lo hicieron en la «Edad de Piedra de la escalada de nuestro país». Además al club Alemán (DAV) por atesorar valiosa información para nosotros (Revista Andina 99) y a la tienda de montaña LA CUMBRE, quienes siempre me están apoyando en nuevas iniciativas.  Texto: Felipe González Donoso. Fotografías: Darío Arancibia y Felipe González. 06/2009


Esta contribución nos llegó de EEUU, muy interesante por su aspecto histórico y al parecer, también alpinístico. La gran pregunta es: quienes fueron los ascencionistas?


Foto original de los ascensionistas en 1954.

Mensaje original:

Años A, cuando era joven y atletico 🙂 conoci un re-viejito en la micro a Lo Valdez que me conto historias de escaladas temerarias, y de la primera ascencion al cerro Castillo (al sur del Volcan San Jose) pasado las termas. Se supone que fue algo epico y muy dificil en esa epoca, no se hoy en dia. El señor este me vio cara de escalador sublevado y procedio a regalarme las fotos de la expedicion original, que si mal no recuerdo fue a mediados de los años cincuenta.Por casi treinta años he acarreado estas fotos mientras que he vivido en cuatro paises y me habre cambiado mas de cien veces. La foto imponente del cerro en invierno esta dividida en cuatro pedazos y tiene dibujada las rutas. La parte de atras de una de las fotos tiene la estructura de la ascencion-escalada escrita en lapiz, horas y secciones. Me gustaria poder compartir este hito historico del montañismo chileno en vez que se apolille en mis manos o termine en la basura si me atropella un tren.Si crees que ustedes le podrian hacer un huequito en una seccion «Los viejos estandartes» o «Anales historicos de la escalada Chilena» te mando una copia que cabo de escanear. El unico detalle es que me tienes que dar la direccion de un servidor porque son pesadas, como veinte megs. Si les interea yo podria reparar la imagen un poco en Photoshop primero antes de mandarselas.
Te mando una mini copia para que te hagas una idea.
Atentamente,
Adolfo Aguirre Santa Barbara, CA
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