Intervención de búlders abre polémica en Gunks (NY-USA)
La comunidad escaladora neoyorkina se encuentra en pié de guerra debido a la última polémica generada tras descubrir que mucho de los búlder del lugar han sido alterados de manera artificial con el uso de herramientas como martillo y cincel.
Los locales de la zona de los Gunks consiguieron grabar en video a quien sería el responsable de la alteración de muchos de los agarres claves en una serie de problemas e incluso la alteración de búlder completos, frente a lo cual no han encontrado nada mejor que difundir las imagenes del sospechoso con el fin de llamar la atención al resto de la comunidad.
El debate respecto de lo aceptable y lo inaceptable, en terminos de la alteración a lo que la naturaleza nos regala, no es nuevo y surge casi al mismo tiempo que la escalada deportiva como actividad. Entre tallar un agarre y limpiar la roca de tierra o magnesio hay una amplia gama de alteraciones que, dependiendo de la ética establecida, son bien o mal vistas por los escaladores.
En Chile, la vía «El último Araucano» (5.12c) del sector de Las Palestras, es reconocida como la primera vía tallada del país. Equipada a principios de los 90’s, responde a una comunidad que buscaba evolucionar en el grado a través de la equipación de rutas duras, pero no imposibles de realizar y a un tiempo en donde el tallado era aceptable incluso a nivel internacional.
Al mismo tiempo, muchas de las vias de la hoy muy concurrida zona de Las Chilcas eran equipadas con agarres reforzados mediante algún pegamento epóxico bajo argumentos de seguridad, estética o simplemente por resultar clave para la equipación y escalada de la misma. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurría con el talle de agarres, el reforzamiento no producía tanta polémica y se transformó en una práctica común, que permitió el surgimiento de nuevas vias de dificultad en zonas como el Tecnobloque y Palestras.
Hoy, cuando asistimos a encadenes de dificultades superiores al 5.15a, la crítica a cualquier alteración de la roca parece ser aún más lógica y entender que en la historia del deporte alguna vez se haya aceptado esta práctica se nos hace más dificil o simplemente inaceptable.
A todos se nos apreta el corazón al leer el relato de quien luego de trabajar un búlder por 12 años y que aún se mantenía como proyecto en los Gunks, se vió forzado a abandonarlo luego de darse cuenta de que este había sido alterado. En sus propias palabras «Perdí toda motivación por él. No es solo la rabia de que me lo hayan robado a mi, sino que aún más que se lo hayan robado a toda la comunidad de escaladores»
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