Saludos desde Chamonix!
Del puñado de chilenos que se desplaza por las rocas europeas nos llega este reporte de nuestros amigos, Jimmy Mora, Nacho Morales (Fundador de Revista Escalando) y el vasco Mikel Martiarena. Todos escaladores de larga trayectoria que, aprovechando 4 días de condiciones envidiables, deciden probar suerte en el Espolón Tournier Directo, en la cara norte de Les Droites, en los Alpes Franceses. A continuación Nacho nos narra lo que fue esa experiencia.
A principios de septiembre, junto a Jimmy Mora y el vasco Mikel Martiarena, escalamos el Espolón Tournier Directo (TD+) en la cara norte de Les Droites, una de las más clásicas de los Alpes franceses. La pared se levanta 1200m sobre el glaciar de Argentiere, y tiene todos los componentes de una gran escalada alpina: 600m de roca seguidos de otros 600m de hielo, nieve y mixto.
El jueves 6 de septiembre, con un pronóstico de 4 días buenos, tomamos el primer teleférico en Les Grands Montets. Nos encordamos para descender hasta el glaciar, para en aproximadamente 1:30 hrs. llegar a pie de vía. El plan era escalar en un día la sección de roca y el día siguiente la parte mixta, para hacer cumbre y descender por la vertiente sur.
El cruce de la rimaya fue un poco expuesto, con roca suelta y algo de tierra. Ya montados en la ruta fuimos tomando ritmo y nos turnamos la punta cada dos o tres largos. La escalada, sin ser difícil (5.10- como máximo), siempre fue sostenida y con la dificultad añadida del peso de las mochilas. Encontrar la ruta no siempre fue fácil, por la dimensión de la pared y las múltiples posibilidades que se presentaban.
Hacia el final del día llegamos al Castillo, lugar del vivac. Nos hidratamos y comimos algunos liofilizados y barras energéticas. Poco antes de la medianoche estábamos listos para dormir. El equipo de vivac en mi caso consistía en una parka sintética (DAS Parka) y una de plumas ultraliviana. Jimmy tenía una funda de vivac y Mikel un saco ligero. Con temperaturas que apenas bajaban de 0°C, cielo despejado y claro de luna, pasamos una noche bastante buena.
Al día siguiente hacia las 7:00 AM estábamos en movimiento, desayunando un largo de dry tooling donde debería haber habido nieve y hielo. Lo que se nos venía no era muy alentador: un largo que parecía fácil en el papel (5.8), pero que se complicó al encontrarse las fisuras con nieve y hielo. En dos largos muy trabajosos, Jimmy nos llevó a la sección de mixto. Las condiciones eran regulares para lo normal en Chamonix. Una capa de nieve primavera cubría un hielo quebradizo, pero las herramientas se clavaban a la primera con lo cual avanzamos con fluidez. Después de 6 largos del mismo tipo (70° con algunos resaltes de 80°) y con la sensación de estar fuera de la ruta, Mikel tomó la punta para escalar un offwidth/chimenea coronado por un bloque de hielo colgante y desplomado. Después de arañar mucho con los crampones sobre la roca, logró superarlo y continuar por hielo frágil hasta montar una reunión. Con poca luz de día por delante, Jimmy se perdió detrás de una arista por un rato largo en que la cuerda apenas se movía, hasta que por fin se escuchó el grito de “¡reunión!”. Sin perder tiempo lo seguimos y nos encontramos con un diedro tieso y con hielo en las fisuras que Jimmy superó como un crack hasta dejarnos en una pendiente nevada.
Escalé por la pendiente sabiendo que necesitaríamos otro día para terminar. Al llegar a un filo como cuchillo, descubrí un nicho que nos permitiría vivaquear con comodidad. Racionamos la comida que quedaba (2 liofilizados y geles y barras surtidos) y nos preparamos para otro vivac confortable bajo las estrellas, un poco más frío que la noche anterior.
El tercer día escalamos largos de roca intrincados sobre una arista. Una nueva sección de mixto nos llevó a más largos de roca en travesía, hasta donde por fin vimos la línea de salida: una arista de nieve muy aérea (60°-65°) con todo el patio de la cara norte a nuestros pies. En este punto, el helicóptero de rescate nos visitaba para ver si estábamos bien, dado el retraso respecto al plan.
A las 2:00 de la tarde del sábado por fin estábamos en la cumbre de Les Droites (4000m). Después de contemplar el panorama y hacer las fotos de rigor, comenzamos los rapeles por la cara sur hacia el glaciar de Talefre.
Las condiciones de la bajada nos obligaron a mantenernos alerta por la falta de nieve y la cantidad de piedras sueltas que bajaban por nuestro corredor. Un par de camotes tamaño furgón que nos pasaron por el lado marcaron el clímax de una bajada por lo demás larga y tediosa.
Al caer la noche llegamos al refugio de Couvercles, donde gracias a la buena onda de los refugieros pudimos reconfortamos con un plato de sopa y comida caliente.
El domingo transcurrió plácidamente bajando por el glaciar de la Mer de Glace hasta el tren de Montenvers y finalmente hacia Chamonix, con fantásticas vistas de las Grandes Jorasses, el Mont Blanc, Petit Dru y todo el universo de montañas que teníamos alrededor.
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