Resiliencia y Perseverancia: Maximiliano Villar y la vida en la montaña tras un diagnóstico de cáncer a la piel

Ha pasado un año desde que el guía de montaña Maximiliano Villar (36) fue diagnosticado con un agresivo y -hasta aquel momento- silencioso melanoma alojado en su cuello, un tipo de cáncer a la piel que se hizo sentir de forma abrupta en su vida. Nos pusimos en contacto, y aquí Maxi nos cuenta acerca de su proceso personal con la enfermedad, su amor incondicional por el monte, y algunos de los planes y sueños para el futuro.

Es un riesgo potencial para todos quienes practican actividades al aire libre, y uno silencioso: no hace ruido, no se ve ni se puede oler -menos tocar- pero está ahí gran parte de cada jornada. Se trata de la radiación solar, específicamente la radiación ultravioleta, la causante principal de diferentes tipos de cáncer a la piel.

Maximiliano Villar es talquino, guía de montaña y aspirante a la certificación de la Unión Internacional de Asociaciones de Guías de Montaña (UIAGM), el mayor estándar al que puede aspirar cualquier guía. Su amor a la montaña nació cuando él era solo un niño, encantado con los Altos de Lircay y sus alrededores.  Desde ahí no paró hasta convertirse en guía profesional.

 

 

Probablemente haya sido esta permanente exposición a las fuerzas solares desde muy pequeño la que, a finales de enero del año pasado, le pasó la cuenta a Maxi. Los factores de riesgo -como las largas jornadas bajo el sol desde una temprana edad- estuvieron siempre ahí, y a principios del año pasado le diagnosticaron la presencia de un melanoma maligno alojado en su cuello.

Fue tras haber participado en una expedición al Campo de Hielo Sur con clientes que Maxi se percató de los persistentes síntomas de lo que, en un principio, parecía más sensato atribuir a un resfriado. Se hizo los exámenes necesarios, y estos arrojaron como resultado lo que Maxi, en el fondo, sabía podía ocurrirle en algún momento.

 

 

“Me costó un par de meses asimilar realmente que tenía un cáncer con metástasis en diferentes partes de mi organismo[…]me puse en modo automático y muy funcional los primeros 5 meses tratando de buscar soluciones y sanarme lo más rápido posible[…]cuando logré asimilarlo, lloré mucho. Hablé con mi familia y amigos y me hice acompañar por un psicólogo, iniciando un nuevo camino en mi vida, siendo más consciente -y buscando estar más acompañado, disfrutar y ante todo expresar mis miedos, angustias y logros. Pucha que es importante expresar las emociones  y que te escuchen un ratito, ayuda mucho.
”

Ha sido el Centro Bradford Hill, ubicado en Santiago, el encargado de brindar el tratamiento de inmunoterapia para Maxi de forma gratuita. Para finales de enero de 2025, al tiempo que publicamos esta nota, Maxi acaba de recibir su onceavo tratamiento de inmunoterapia en el Centro.

 

 

¿Qué efectos ha tenido la inmunoterapia en tu salud y en tu vida diaria? ¿Cómo te sientes física y emocionalmente desde que comenzaste el tratamiento?

“La inmunoterapia ha logrado que la metástasis (propagación del cáncer a otras partes del cuerpo) disminuya, e incluso que desaparezca de ciertas zonas. Ha logrado estabilizar la enfermedad y dejarla en un estado de control. Pasamos de una esperanza de vida de un año, a una etapa en que podría llegar a los diez años si no se interrumpe el tratamiento actual que lleva once sesiones aplicadas. De terminarlo a los dos años, se cree que ya podría morir viejito.

Obviamente​ ha tenido sus costos. Uno de ellos tiene relación con que se me haya declarado una epilepsia, producto de que algunas células cancerígenas se fueron al cerebro, y al atacarlas el medicamento, me generaron una convulsión[…]una epilepsia secundaria que está controlada con un medicamento anticonvulsivo.

Debo aprender a vivir con la epilepsia, y a comunicar las sensaciones que tengo, para no caer en ansiedad, angustia o estrés. Como el sistema inmune está reforzado, no he sabido de resfríos este año. La resequedad de la boca ha sido uno de los inconvenientes que me ha generado el anticonvulsivo, por lo que he debido andar con la botella de agua para todos lados, lo que me llevó a orinar con mucha frecuencia. Ya con casi un año de tratamiento ha ido bajando dicha sequedad.

Aprender a controlar las emociones, los pensamientos a futuro, el estrés y la angustia ha sido mi última etapa[…]antes realmente estuve en piloto automático, modo supervivencia, sin mucha conciencia. Cuando todo decantó, me tocó armarme de un equipo de profesionales y amigos que me sacó a flote: Clínica Input en Talca apoyando en lo kinésico y psicológico, y un neurólogo que me chequea después de la convulsión, así que estoy bien apoyado.

Recomiendo la parte de la vida que es acompañarse con un psicólogo cuando uno anda agobiado y medio perdido en lo emocional, ayuda mucho. Ni hablar del apoyo de amigos y familia, importantísimo.

Mi vida laboral me ha enlazado con clientes que son médicos en diferentes disciplinas, a quienes no he dudado en pedir consejos. Sus respuestas y apoyo han sido de gran ayuda estos meses.”

¿Qué cuidados adicionales has tenido que incorporar en tus actividades al aire libre desde que comenzó tu tratamiento?

“Después de la convulsión y epilepsia tocó dejar de conducir por un tiempo, comunicar a los amigos o cordadas que a ratos me puedo sentir medio raro y que me toca parar para respirar y controlar.  Es un pequeño discurso que comunico cuando estoy rodeado de personas o ruido ambiente muy fuerte.”

¿Tienes alguna rutina especial de preparación antes de una expedición ahora que estás en tratamiento?

“Antes de la convulsión que sufrí, o que me dijeran que tenía epilepsia, era todo normal. Lo único que cambió es que me toca tomar medicamentos cada doce horas, y que el bloqueador solar va sí o sí en cualquier parte expuesta al sol. (También) un buen gorro y mucha hidratación. Es muy importante descansar con un sueño reparador.  Nunca fui bueno para el alcohol, pero celebrar con cervezas o vino ya no es una opción. Igual las cervezas sin alcohol son ricas pero los jugos granizados y los cafés helados también lo son.”

 

 

Sobre la conexión entre la montaña y el proceso de sanación.

¿Cómo describirías la conexión que sientes con la montaña? ¿Ha cambiado esta conexión después de tu diagnóstico?

“No tengo palabras lógicas para describir mi conexión con la montaña, simplemente me siento a gusto y fluyo, vivo, siento, descanso, creo que no ha cambiado mi conexión.

Lo único que ha cambiado es que siento que tengo una oportunidad nueva de hacer cosas en las montañas con un sentido más personal -y que me gustaría compartir o transmitir con más personas- educando o interiorizando el disfrutar. Tengo una cordada de cinco años que le encanta caminar bajo los bosques y ojalá meter los pies en algún arroyo -o directo al barro-  así que estoy aprendiendo a enfocarme en él y traspasarle información de andar seguro, cuidar y disfrutar. Sin duda que uno se pone más sensible cuando sabe que tiene una pata dentro del cajón.”

¿Qué consejos darías a otros montañistas y deportistas de alto rendimiento para proteger su salud y prevenir riesgos como el cáncer de piel?

“La protección continua de la piel con filtros, como ropa con filtro UV, gorro y bloqueador solar. Las visitas al médico han de ser algo muy arraigado en quienes estamos en contacto con la naturaleza. La radiación solar es un tema que va desde que salimos de la casa y que se incrementa con la vida al aire libre (altitud y nieve también son factores de riesgo).

Cualquier bulto,  un lunar nuevo que pique o moleste, mejor ir al doctor, mejor pecar de exagerado. Yo fui al médico por un dolor en el cuello y terminé con un cáncer. 

Deportistas o personas  que sean de piel muy blanca deberían ir al doctor a revisarse una vez al año. Yo tengo tres condiciones muy claras: lunares grandes de nacimiento, piel blanca y muchas horas de exposición solar, una mezcla no muy buena.”

¿Qué cambios recomiendas para hacer más segura la práctica del montañismo en cuanto a la exposición solar?

“Usar polera, una primera capa manga larga con capucha, de algún material cómodo y liviano de colores claros. Patagonia tiene unos modelos muy buenos que uso hace un par de años. 
Bloqueadores solares específicos para deporte -ya sea para cara, labios, cuello, piernas y brazos. Mientras menos piel esté expuesta, mucho mejor. También lentes de sol categoría tres a cuatro. ¡Ojo con la conducción y lentes de factor muy alto!”

¿Cómo crees que tu historia puede servir de inspiración o advertencia a otros amantes de la montaña?

“No sé cuánta incidencia pueda tener uno en las personas que me lean o me escuchen, pero básicamente acá estamos hablando desde la experiencia vivida y de hechos claros que se acumularon con los años.

El señor Sol está presente todos los días de nuestras vidas, y uno tiene que aprender a convivir con posibles riesgos a mitigar, y disfrutar de la montaña en todo su esplendor.”

 

 

Las proyecciones y sueños a futuro.

¿Qué metas tienes en mente ahora que estás retomando las actividades en montaña? ¿Hay alguna cumbre que sueñes escalar?

Escalaría todo lo que pueda, bajaría esquiando todas las montañas que mi nivel me  permita… Ojalá pueda escalar más en hielo. El Maule tiene cosas muy lindas en invierno, pero la verdad ya voy pensando en salir con mi hijo, enseñarle de este lindo deporte y estilo de vida, que me pueda asegurar de una cuerda… eso es una linda meta. Si logramos abrazarnos en una cumbre, ¿qué más se puede pedir?»

¿Cómo imaginas tu futuro en la montaña? ¿Planeas retomar tu trabajo como guía?

«Actualmente estoy medio bloqueado por las indicaciones médicas, entre procesos de evaluación y exámenes. Apenas me den luz verde pretendo retomar con las actividades logísticas, donde la responsabilidad guía-cliente sea menos estresante. Si no se trabaja no hay dinero, así que me toca poner el hombro y activarnos. Deseo poder terminar mi proceso de Guia internacional UIAGM, ya sea en Bolivia o en Chile.

Trabajo porque me gusta. Llevo años de experiencia, capacitaciones y estudios. Planeo retomar los guiados lo antes posible, ya sea en un trekking o colgando de una cuerda. El área de las capacitaciones y enseñanza me apasiona; siempre es lindo enseñar y entregar lo que uno sabe. Si no se puede volver al cien por ciento, estaremos en la educación y prevención, además de fortalecer al gremio de guías con la ANGM.»

Si tuvieras que resumir en una frase lo que te ha enseñado este proceso, ¿cuál sería?

«Resiliencia y Perseverancia.»

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