La polémica del Cerro el Plomo y la carretera que destruyó parte del camino Inca
Lo que comenzó como un proyecto de construcción de refugios impulsado por la Fundación Santuario El Plomo, con el apoyo de las empresas Anglo American y Valle Nevado y de la Fundación +1000, pronto terminó en polémica. Construyeron un camino con maquinaria pesada que destruyo flora, fauna y patrimonio arqueológico.
Primero, los cuestionamientos comenzaron a aparecer en la redes sociales. Diferentes deportistas que van constantemente a hacer cumbre en el Cerro el Plomo, que tienen a este cerro no solo como parte de su entrenamiento, sino que como parte de su conexión profunda con la montaña, denunciaron que un camino, construido con maquinaria pesada, estaba rajando la montaña en en el sendero que llega a Piedra Numerada. Y, además, estaba destruyendo parte del camino Inca que es patrimonio arqueológico. Las denuncias incluyeron a montañistas como Mauricio Purto y se replicaron por días.
Luego, el problema escaló. Los llamados de alerta fueron replicadas por medios de comunicación y el 9 de marzo se presentó una denuncia por daño de patrimonio ambiental y arqueológico. Y se sumaron otros actores: las comunidades y organizaciones del pueblo quechua presentaron un recurso de protección en contra de la iniciativa. No era para menos, El Plomo, en quechua, es el Apu Wamani, el guardián Del Valle. Un cerro de especial relevancia espiritual para los pueblos originarios y ahí, en esta montaña que se alcanza a ver desde Santiago, se encontró en 1954, muy cerca de su cumbre, el cuerpo de un niño inca que había sido ofrendado a los espíritus de la montaña para las cosechas.
En Fundación Santuario el Plomo reaccionaron. Sus voceros señalaron que era un proyecto de conservación, que buscaba el turismo sustentable y la facilidad de acceso a la montaña. Estos terrenos son de propiedad privada, pero son parte de la red del Santuario de Naturaleza Yerba Loca en Región Metropolitana. Alfonso Campos, propietario de los terrenos y director de la fundación, dijo en entrevista con radio Duna, que “el espíritu original de la construcción es dejar una huella para hacer mantención de forma regular”.
Los argumentos de Campos no calmaron ni a los montañistas, ni a las organizaciones del pueblo quechua. En estas últimas, además, comenzó a surgir la sospecha de que el camino podría ser usado por las empresas para fines comerciales y extractivos. «Nosotros creemos que este camino hasta Piedra Numerada va a ser usado en el futuro como un camino minero, porque Anglo American tiene pertenencias mineras en Piedra Numerada, en todo ese sector, y paralelamente hay sectores de nieves vírgenes en invierno y Valle Nevado también necesitaba un camino de acceso a esos lugares, para poder vender a sus turistas el derecho a esquiar sobre esas nieves vírgenes», dijo Ariel León Bacian, vocero de las comunidades quechua de Tarapacá y Antofagasta, en un artículo de Interferencia. Agregó que creen que cualquier intervención en lugares que consideran sagrados o que tienen vestigios de la presencia de sus ancestros (como El Plomo) debería tener la participación de las comunidades.
El ruido mediático hizo reaccionar a Anglo America. Esta minera, fuertemente cuestionada por sus proyectos en la Región Metropolitana, desde hace un tiempo ha invertido una gran cantidad de dinero en proyectos y fundaciones de la zona, en lo que varias personas y organizaciones de la comunidad escaladora y medioambiental consideran un lavado de imagen. El apoyo a la Fundación Santuario El Plomo es parte de su «Plan de Montaña» que financia proyectos en este lugar. Sin embargo, tras la polémica, Anglo American decidió congelar su apoyo a la fundación «ante las denuncias de fallas en la ejecución de la huella de servicio emitidas por diversos actores».
Y todavía queda abierta otra arista. El proyecto no solo no contaba con el apoyo de organizaciones y comunidades de pueblos originarios, ni con el de la comunidad escaladora, tampoco había pasado por el Servicio de Evaluación Ambiental.
Ante las denuncias y el ruido mediático, otro actor que reaccionó fue la Municipalidad de Lo Barnechea. «Como Municipalidad les hicimos ver (a la Fundación Santuario El Plomo) que, si bien compartimos su interés de acercar la montaña a las personas, debe realizarse respetando la normativa medioambiental, evaluando preventivamente todo tipo de impacto que éste pueda producir», señalaron en un comunicado a mediados de abril.
La presión llevó a Campos a firman un compromiso (lo puedes ver acá) en el que anuncia que paralizarán todas las obras «que se estén ejecutando o se pretendan ejecutar» y presentarán la consulta al Servicio de Evaluación Ambiental antes del 15 de mayo. La fundación, además, emitió un comunicado en el que aseguran que van a rediseñar toda la iniciativa, ahora, con la participación de los actores sociales. Con o sin nuevo diseño, sin embargo, ahora son las autoridades ambientales y la Corte de Apelaciones los que decidirán si el proyecto puede continuar.