Sean Villanueva O’Driscoll realiza la travesía del Fitz Roy en solitario


El escalador belga se consiguió el segundo ascenso, tras Caldwell y Honnold, a esta línea que sigue las cumbres del skyline del Fitz Roy. 
Sean Villanueva O’Driscoll cumplió 40 años a comienzos de febrero y, al parecer, alcanzar las cuatro décadas lo motivaron a probar límites. Y no solo sus propios límites, sino que los límites del alpinismo. Pocos días después de su cumpleaños el escalador belga se sumergió en La Patagonia en busca de una de las travesías más complejas y ansiadas en el alpinismo mundial: recorrer agujas del macizo del Fitz Roy.
Esta travesía tiene una historia reciente. Pese a que era un objetivo en la lista de grandes alpinistas como Colin Haley y Rolando Garibotti, fueron dos escaladores de roca, Tommy Caldwell y Alex Honnold, quienes en 2014 -Honnold con prácticamente cero experiencia en hielo y nieve- lograron atravesar avanzar por seis torres de roca que, por si solas, podría ser una meta de vida para cualquier alpinista (Aguja Guillaumet, la Aguja Mermoz, Fitz Roy, la Aguja Poincenot, la Aguja Rafael Juárez, la Aguja Saint-Exupéry, la Aguja de la S., en ese orden). El recorrido son cinco kilómetros de distancia con 4.000 metros de desnivel, y lo consiguieron en cinco días. «La madre de todas las travesías», la llamó Garibotti, quien la estaba intentando en la misma temporada, pero tuvo que abandonar la ruta. Por este ascenso, Caldwell y Honnold recibieron el Piolets d’Or, uno de los máximos reconocimientos en el alpinismo, en 2015.
Ahora, seis años después y sin ninguna repetición, el que se enfrentó a esta línea fue Sean Villanueva O’Driscoll. Y en solitario. Villanueva es prácticamente un local en la Patagonia, con primeros ascensos de grados elevados en decenas de agujas patagónicas, tanto en Chile como en Argentina. Pero la travesía del Fitz Roy es un paso más adelante, sobre todo, por lo arriesgado que implica hacerlo en solitario.

Villanueva en la travesía del Fitz Roy. Una selfie en su ascenso solitario.


A diferencia de Caldwell y Honnold, Villanueva prefirió iniciar la travesía por el otro lado y, como si fuera poco, agregó dos cumbres más al recorrido. Su equipo esencial, según publicó, fue una cuerda y una flauta irlandesa. «¡Gracias a todos por los saludos de cumpleaños!», escribió Villanueva tras su ascenso.  «¡Soy la persona más afortunada del planeta por haberme cruzado con tanta gente increíble! Para celebrar mi cumpleaños, me comí siete pasteles, algunos con glaseado y un par de platos extra», agregó. Y disfrutó de la música en las alturas: «Muy buena acústica en esos picos».

«No hay duda de que este es el ascenso en solitario más impresionante jamás realizado en la Patagonia, y no puedo evitar preguntarme si no es simplemente el ascenso más impresionante jamás hecho en la Patagonia en general», escribió Colin Haley en su Instagram. Haley ha ascendido todas estas torres, la mayoría en solitario, por lo que sabe cuál fue el desafío que enfrentó Villanueva. «Es difícil siquiera imaginar la logística de cruzar todo ese terreno solo», agregó. «No me siento celoso porque, a diferencia de otras ascensiones en solitario de alto perfil de los últimos años en el Chaltén, sé que simplemente no podría haber hecho lo que acababa de hacer Sean. ¡Felicitaciones por un logro realmente increíble!».

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