Dolor y gloria en el último gran hito del alpinismo: El K2 Invernal


Mientras una expedición nepalí consiguió el primer ascenso invernal del K2, la segunda montaña más alta del mundo cobró la vida del alpinista Sergi Mingote, cordada del chileno Juan Pablo Mohr, quien buscaba el mismo ascenso sin oxígeno. 
Por Camilo Castellanos
«El último gran hito del alpinismo», así era considerado el acenso invernal al K2. Y no es para menos, desde el 1987 escaladores de todo el mundo se han sentido atraídas por subir esta montaña en su peor temporada. Era el último ochomil sin ascenso en invierno.
Y el hito fue más relevante porque fueron los mismos nepalíes y sherpas quienes, en una expedición formada, organizada e integrada por ellos, consiguieron la gloria. El 16 de enero, a las 17:00 horas, un grupo de 10 nepalíes alcanzó la cumbre del K2, la segunda montaña más alta del mundo en la frontera de Paquistán con China. Los 10 pararon a unos metros de la cima para reagruparse y así llegar juntos como una muestra de solidaridad.
El grupo aprovechó una corta ventana de buen tiempo para el ascenso. Las condiciones, en los días previos, y en esa misma jornada, habían sido complejas. Temperaturas de menos de 30 grados bajo cero y vientos fuertes habían complicado a los equipos que buscaban la cumbre.

«¡Objetivo cumplido! He ascendido el K2 invernal sin oxígeno artificial»

Nirmal Purja uno de los líderes de la expedición declaró, días después, haber realizado su ascenso sin oxígeno, marcando otro hito en el alpinismo. «Ha sido difícil decidir si ascendía al K2 con o sin oxígeno artificial. Debido a las condiciones climáticas y al margen de tiempo no me había aclimatado adecuadamente», dijo Purja, según publicó Desnivel. «Asumí un riesgo calculado al ascender sin oxígeno suplementario. La confianza en mí mismo, conocer la fuerza, la capacidad de mi cuerpo y mi experiencia tras escalar los catorce ochomiles, me permitió seguir el ritmo del resto de los miembros del equipo y aún liderar ¡Objetivo cumplido! He ascendido el K2 invernal sin oxígeno artificial», agregó.

Equipo nepalí días antes de enfrentarse al ascenso. Foto: Nimsdai


El esfuerzo nepalí fue reconocido por los mejores escaladores del mundo. «Escalar las 14 montañas más altas ha sido una empresa imperialista y colonialista. Los sherpas han sido la columna vertebral de esa empresa: transporte de suministros, mantenimiento del campamento, arreglos de cuerdas, pero no cosecharon la gloria ni los beneficios», escribió Alan Arnette en Rock and Ice. «Ahora los sherpas han demostrado que son capaces de todo, al menos en lo que respecta a la altura», dijo el reconocido montañista Reinhold Messner.

Nirmal Purja en la cima del K2 tras su ascenso sin oxígeno. Foto: Nirmal Purja


Y Minga G, el otro líder de la expedición, lo tenía claro. “Para todos los otros ochomiles que llegaron a la cima en invierno, ningún Sherpa estuvo con ellos, así que esta es una oportunidad para que los Sherpa demuestren su fuerza», dijo días antes de la expedición.
Arriba, en la cumbre, el equipo cantó el himno nacional de Nepal. «Estamos orgullosos de haber sido parte de la historia de la humanidad y de demostrar que la colaboración, el trabajo en equipo y una actitud mental positiva pueden empujar los límites de lo que creemos que podría ser posible», escribieron en redes sociales.
El dolor
El grupo de Nepal no era el único buscando la codiciada cumbre en invierno. Varias cornadas tenían el mismo propósito y, entre ellas, estaba la expedición organizada por Seven Summit Treks, en la cual participa el chileno Juan Pablo Mohr. Ellos buscaban alcanzar la cumbre en el estilo más puro: sin oxígeno suplementario.

Sergi Mingote


Con Mohr estaba el escalador español Sergi Mingote. Juntos estaban realizando las rondas de aclimatación. El viernes 15 de enero, ambos llegaron al Campamento 3 y pensaron en seguir al 4. La idea era atacar la cumbre junto al grupo de montañistas nepalíes. Pero desistieron de continuar por el cansancio de Mingote y mantuvieron su plan de aclimatación.
A la mañana del día siguiente, sin embargo, cuando bajaban del C3 al campamento base, a la altura del C1, Mingote pisó mal y cayó más de 600 metros cerro abajo, cerca del campamento base avanzado. Cuando Mohr llegó hasta donde había detenido la caída, se dio cuenta que Mingote seguía vivo, pese a tener múltiples fracturas y heridas. Mohr se comunicó con el médico de la expedición para activar el rescate, pero la llamada se cortaba y, tras perder la comunicación, se dio cuenta de que Mingote había muerto.
«Han sido días durísimos, pensando y viviendo de cerca la muerte de nuestro amigo. Cada vez que estabas con él, podías disfrutar de esa sonrisa y de las mejores energías, siempre riendo y disfrutando de la montaña como nada más en la vida», escribió Juan Pablo Mohr en su Instagram.

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