El riesgo de que Cochamó deje de ser Zona de Interés Turístico

La Junta, Cochamó. Foto: Felipe Nieto


Sernatur desconoció los esfuerzos por renovar la Zona de Interés Turístico y deja en incertidumbre el futuro del lugar.
Por Camilo Castellanos
En enero, antes de que la pandemia bloqueara al país, buses viajaban a Cochamó llenos de jóvenes con mochilas cargadas, con cañas de pescar o equipo de escalada. Y, a 11 kilómetros del pueblo, tras un camino de cinco horas con barro hasta las rodillas, el Valle la Junta se llenaba de carpas. Ahí, en una planicie donde se unen dos ríos y surgen rocas de granito gris de cientos de metros, los campings de la zona, como ocurrió en Torres del Paine, tuvieron que restringir la cantidad de personas que llegaban en temporada alta.
La región de Los Lagos es claramente turística; el 8% de su PIB proveniente de turismo, gastronomía y comercio. Y la comuna de Cochamó es uno de los grandes atractivos. En 2007, esto fue reconocido al ser declarada Zona de Interés Turístico (Zoit). Sin embargo, en agosto de este año, a través de una resolución, Sernatur revocó la Zoit en las cuencas de los ríos Cochamó y Puelo. La institución argumenta que la actualización no cumplía con los plazos establecidos. Con esto, se abren varios riesgos para el desarrollo del turismo sustentable y para la conservación de esta zona.
Las organizaciones turísticas y medioambientales hicieron sonar las alarmas. Critican que esta revocación desconoce los trabajos realizados desde 2017 entre las ONG, la comunidad y la consultora Ingeop (contratada por el mismo Sernatur) para renovar la Zoit a través de consultas ciudadanas y talleres. “Se estaba actualizando la Zoit y nos encontramos con la sorpresa que el 15 de agosto se revocó desde Sernatur porque supuestamente no se había iniciado la actualización”, explica Josefina Vigouroux, encargada de comunicaciones Puelo Patagonia. Junto a 13 organizaciones sociales más enviaron una carta criticando la decisión.
Desde Sernatur respondieron a la preocupación diciendo que se está tramitando una nueva Zoit. Y agregan que la revocación se dio porque habría faltado documentación necesaria desde las municipalidades y servicios del Estado. La oposición del alcalde de Cochamó, Carlos Soto, quien envió un oficio en 2018 a la Subsecretaria de Turismo buscando anular el proceso declaratorio de la Zoit, habrían perjudicado la actualización y contribuido a que no se cumplieran los plazos.
Los riesgos
Las Zoit son “los territorios comunales, intercomunales o determinadas áreas dentro de éstos, que tengan condiciones especiales para la atracción turística y que requieran medidas de conservación y una planificación integrada para promover las inversiones del sector privado”, según define la Subsecretaría de Turismo. “Las Zonas de Interés Turístico tendrán carácter prioritario para la ejecución de programas y proyectos públicos de fomento al desarrollo de esta actividad”, agregan.

La comunidad se ha organizado para exigir que se mantenga la Zoit y en 2019 recolectaron 35.000 firmas para este propósito. 


Perder esta categoría, advierten organizaciones ambientales y de turismo de la zona, trae varios riesgos. El principal es que, pese a que la Zoit no es un instrumento de conservación, sí regula y limita actividades que puedan afectar al turismo. Esto es de especial relevancia en esta zona donde hay un historial de proyecto invasivos y extractivos.
Que Cochamó se quede sin Zoit, advierten desde Puelo Patagonia, podría dejar a esta zona sin la capacidad de proteger los atributos que aportan al turismo, como la cultura y la naturaleza del lugar. Argumentan que la Zoit entrega relevancia a las actividades turísticas, por lo que pone algo más de restricciones a proyectos que puedan afectar estas actividades, «como es el caso de hidroeléctricas, mineras, grandes forestales e incluso la industria inmobiliaria», señalan.
A esto se suma una baja formalización de los servicios turísticos y falta de registros de empresas en Sernatur que podría mantenerse y aumentar. Esto, porque ser Zoit permite acceder a fondos de fomento, capacitaciones y ferias a los emprendedores de la zona.
Y, pese a que en Sernatur aseguran que se está tramitando una nueva Zoit, el proceso es complejo y la duración no es muy clara. Se requiere una nueva tramitación y trabajo entre diferentes servicios del Estado, municipios y organizaciones civiles. Actividades más complejas en medio de una pandemia. Esto, junto a una aprobación incierta por parte del Comité de Ministros y a intereses económicos en la zona que han chocado con la Zoit anteriormente. Entre esos intereses están los del empresario Roberto Hagemann, dueño de un tercio de la comuna.
Las contradicciones de Hagemann
A mediados del año pasado, Roberto Hagemann junto a su socio Luis Ignacio Muñoz enviaron una carta a Sernatur. Pedían a la institución que retirara 145.000 hectáreas de sus terrenos de la Zoit. Ahora, los deseos de Hageman podrían cumplirse en el caso de que no se renueve la Zoit o de que el nuevo polígono no incluya sus terrenos (el polígono propuesto ya saca varios de sus terrenos). La contradicción está en que el empresario no quiere ser parte de la Zona de Interés Turístico porque, a su juicio, limita los proyectos que quiere hacer en sus terrenos  los cuales, asegura, tienen fines turísticos.
La Zoit, que exige la autorización de Sernatur para realizar proyectos, sería a juicio de Hagemann una limitante principalmente para un polémico proyecto que lleva impulsando hace cinco años: el Camino Río Manso. Este proyecto busca hacer un camino internacional que conecte a la comuna con Argentina a través de las tierras de Hagemann. Un camino que –dice Hagemann– tiene como finalidad potenciar el turismo en la comuna, pero que también va a valorizar sus terrenos y, según su Estudio de Impacto Ambiental, busca facilitar y favorecer no solo el turismo, sino que también actividades agrícolas y forestales.
Este camino tiene un pasado polémico. Hagemann lo comenzó a construir y a promover junto al alcalde Soto en 2014, en paralelo con el desarrollo de la central hidroeléctrica Mediterráneo (la cual, tras recursos judiciales puestos por la comunidad, perdió su Resolución de Calificación Ambiental y no pudo seguir siendo construida). En 2015, las autoridades levantaron cargos en contra del camino Río Manso por haber iniciado obras sin autorización. La empresa Inversiones y Rentas Los Andes, de propiedad de Hagemann, tuvo que presentar un plan de cumplimiento para no ser sancionada.

Foto de la construcción del camino en 2014.


Cinco años después, Hagemann insiste en realizar el camino. Solo este año realizó 10 audiencias de lobby con diferentes ministerios (entre los que está Medio Ambiente, Obras Públicas y Bienes Nacionales) y consiguió la aprobación de su Resolución de Calificación Ambiental. La comunidad y las organizaciones ambientales, sin embargo, no se han quedado de brazos cruzados.
El proyecto tiene 14 procesos de reclamación abiertos. Acusan que el camino ha generado graves daños ambientales y que su Estudio de Impacto Ambiental es desprolijo y no incluye a todo el camino. Puelo Patagonia muestra un video, con imágenes capturadas por los mismo trabajadores, en el que se ve como retroexcavadoras van abriendo la montaña y, según acusan, botando los desechos en el río Manso.
Los procesos abiertos, explica Macarena Soler abogada ambiental y directora de Puelo Patagonia, esperan que se obligue a la empresa a hacerse cargo de «los graves impactos» que el camino ha producido. Y, tal vez, podrían entregar un precedente sobre el turismo sustentable que quieren potenciar en la comuna.

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