¿Problemas en el paraíso? En Australia debaten el acceso a las zonas de escalada
La meca de la escalada, The Grampians, se convirtió en el centro de una discusión entre conservar el patrimonio histórico y el medio ambiente versus el desarrollo de la escalada.
Por Camilo Castellanos
En febrero de este año se prohibió el acceso a más de 3.000 rutas y búlders en The Grampians, Australia. Con esto, alrededor del 38% de este parque, con casi 60 años de historia de escalada tradicional, deportiva y búlder, quedó vetado.
La agencia gubernamental Parks Victoria decidió prohibir el acceso acusando que los escaladores estaban destruyendo pinturas rupestres de los aborígenes y dañando la naturaleza.
El 11 de febrero, en una reunión entre Parks Victoria y el grupo de acceso a The Grampians, creado por el club de escalada de Victoria, se anunció el cierre de ocho zonas de escalada. Simon Talbot, el director de Parks Victoria, explicó al medio ABC las razones: “En los últimos meses hemos visto daño al arte en las rocas (pinturas rupestres), en particular a sitios de herencia cultural que son sagrados y hemos visto cómo han puesto bolts en algunas de las pinturas y eso es inaceptable”. En The Grampians hay 200 sitios con arte en las rocas y algunas de las pinturas datan de hace más de 20.000 años atrás.
A esto se suma que la institución acusa un crecimiento insostenible del número de los visitantes a esta zona. Según el Parks Victoria pasaron de ser 8.000 en 2003 a 80.000 en 2018. Lo que también ha implicado un aumento de las rutas abiertas.
Los escaladores, sin embargo, dicen que estos argumentos no son ciertos. Primero, Parks Victoria publicó una foto acusando que se instaló un bolt en una pintura rupestre, pero luego tuvieron que desmentir esa acusación: la perforación se había hecho décadas atrás para instalar una caja que, irónicamente, protegía las pinturas.
Y dudan de las cifras de las visitas. A pesar de que no hay registro, lo que hace difícil una estimación real, los escaladores dicen que las ventas del libro con la guía de las rutas no ha aumentado ni cerca del nivel que acusan los administradores del parque, lo que debería ser un indicio de un mayor flujo de escaladores.
Al mix se suma otro elemento. Hay al menos 15 diferentes operadores de turismo que llevan a sus clientes a la zona para escalar y que, con las prohibiciones, acusan que puede estar en riesgo su negocio. “Muchos de mis clientes, desde colegios hasta el público general, me han llamado para preguntarme si puedo seguir llevando personas a escalar. Las prohibiciones ya han comprometido al menos un tercio de mi negocio”, dijo Daniel Earl, un guía de la zona, al medio The Age. Y el evento Grampians Bouldering Festival fue cancelado este año.
The Wheel Of Life
Los escaladores han ido a The Grampians desde los años 60. Esta zona, localizada a cuatro horas de Melbourne, una de las principales ciudades de Australia, ha sido uno de los lugares de mayor desarrollo de escalada en ese país.
Tal vez el ícono más reconocido de este lugar es el búlder The Wheel of Life, uno de los primeros V15 (8C) en la historia. Una línea que sigue una cueva, con más de 30 movimientos, y que ha llamado a los mejores escaladores del mundo. Pero eso es solo una parte: hay centenares de vías de tradicional y deportiva. Alex Honnold, Kilian Fischhuber y Alex Megos son parte de los escaladores de élite que han abierto vías en este lugar.
Ser la meca de la escalada tiene su precio: el impacto en el sector es real, las están paredes llenas de magnesio y hay vegetación aplastada por los crash pads, además existen grafitis en las rocas (independiente de si los han realizado escaladores o no). Sin embargo, la pregunta que no ha sido resuelta es si los escaladores son los causantes y si el turismo está fuera de control, como acusan en Parks Victoria.
Por ahora, los operadores de tours, Parks Victoria, representantes de los aborígenes y agrupaciones de escaladores están discutiendo sobre las prohibiciones. Los escaladores están pidiendo que no se abran más rutas por el momento y han reunido más de 26.000 firmas pidiendo que no se prohíba el acceso.
Queda reflexionar, si en el paraíso hay problemas con el acceso, ¿qué se puede aprender para Chile?