Bienvenidos a la comunidad
Era el verano del 2016 y en mi correo electrónico me confirmaban que había sido seleccionado como Director Regional de Acceso Panam para Chile, cargo al que había postulado unos 4 meses antes a través de una convocatoria abierta.
Venía trabajando de manera fluctuante en temas ligados a la conservación de zonas de escalada a través de una organización creada junto a otros escaladores nacionales en el 2009, Acceso Sur. Juntos organizamos el primer Roc’Trip de Cochamó, algunas jornadas de limpieza en Las Chilcas y tuvimos nuestras primeras experiencias en negociaciones con privados para regular el acceso de nuestra comunidad a sus predios.
Nuestras reuniones semanales convocaban a un grupo de cerca 10 personas, tod@s escaladores/as que no solo aportaban desde su profesión a la planificación de aquella naciente organización, sino que además, con su tiempo, voluntad y energía para concretar de manera exitosa cada uno de los objetivos que nos planteábamos. Teníamos energía y ganas de sumar al desarrollo de la escalada en nuestro país.
Desafortunadamente, con el paso de los años, la falta de renovación en el equipo nos pasó la cuenta. Hijos, una mayor exigencia laboral, viajes y la vida misma obligaron a muchos/as a dar un paso al costado, abandonar Acceso Sur e incluso la escalada. Esto terminó debilitando al grupo y minando su influencia y ación.
No pasó mucho tiempo para que la alegría producida por la aceptación de mi postulación a Acceso Panam diera paso a una sensación de angustia. Mi experiencia en Acceso Sur era la de contar con un equipo de trabajo donde la carga era distribuida en base a motivaciones y disponibilidad de tiempo. Ahora, en Acceso Panam me encontraba solo, sin un equipo con el cual debatir ideas o proyectos y con conflictos de mayor complejidad producto, principalmente, del crecimiento que había experimentado la escalada en ese tiempo.
Si bien la nueva ONG que me recibía contaba también con una estructura y equipo, cada Director/a Regional se veía enfrentado/a desafíos similares al mío, por lo que la ejecución de cualquier idea quedaba bajo mi estricta responsabilidad. No había mas opción que tener fé, ser creativo y ponerse a trabajar.
Muchos de los conflictos a los que hoy nos vemos enfrentados como escaladores vienen dados productos del gran crecimiento que ha experimentado la práctica de nuestro deporte. En pocos años hemos visto como grandes marcas internacionales han arribado al país, como aumentó la oferta de productos y servicios, como se han profesionalizado los cargos en la industria y como esto ha dado pie a una intensa competencia que se traduce en campañas de marketing que invitan a cada vez más personas a salir y experimentar los beneficios de estar en contacto con la naturaleza.
¡Si, cada día somos más! Y si bien entiendo que para muchos este crecimiento atenta con algunas de las cosas que más les gustan de escalar (aislación y soledad), en lo personal me he dado cuenta de los beneficios que trae y, por lo mismo, me rehuso a criticar este crecimiento. Prefiero verlo como una oportunidad.
Atrás quedaron los años en que éramos pocos en los sectores de escalada y que era muy probable que la mayoría se conociera. El explosivo aumento gimnasios y muros en Universidades, Colegios e Institutos, ha masificado la práctica de la escalada. Esto es un fenómeno mundial y que, nos guste o no, ha llegado para quedarse.
De nada sirve «llorar sobre la leche derramada». Pronto tendremos por televisión abierta la transmisión de los primeros Juegos Olímpicos donde nuestro deporte se hará presente. Ya fuimos testigos de la audiencia que tuvo el streaming del Master de Boulder 2018 (más de 15.000 usuarios lo vieron en directo) y no es difícil intuir que con la presencia de los mas importantes nombres de la escalada de competencia mundial la transmisión de los JJOO llegará a muchísima mas gente.
Hoy nos corresponde asumir que somos parte de una actividad más mainstream de la que disfrutaban generaciones pasadas, con una comunidad que crece de forma exponencial, marcas que compiten fuertemente entre ellas y atletas que aspiran a la profesionalización de su actividad para representar a su país. Nos encontramos en un momento clave para encausar este crecimiento y aprovecharlo para nuestro beneficio, sin embargo esto requiere de mucho trabajo y organización.
Sin organización seremos testigos del deterioro de nuestros sectores de escalada en roca, el impacto en ecosistemas que quizás no logren recuperarse y se degraden para siempre. Veremos como se cierran sectores clásicos y pasamos de ser una comunidad bienvenida por los propietarios a una especie de delincuente que busca no ser sorprendido al invadir propiedad ajena.
Sin organización no tendremos liderazgo y nos consumiremos en discusiones pequeñas alimentadas por los egos. La validación viene dada por el trabajo y no por quien grite o reclame más fuerte a través de las redes sociales. Construir una comunidad unida y sana es responsabilidad de todos, dejar el ego de lado es una tarea individual.
Sin organización veremos pasar oportunidades claves para participar de procesos relevantes para el desarrollo de nuestra actividad. Somos parte de una sociedad que avanza hacia la inclusión y democratización de sus políticas, quizás podría ser aun mas rápido, pero de nada servirá si no somos capaces de tener una estructura como comunidad que nos permita conocer la opinión de sus integrantes sobre temas relevantes en la construcción de leyes que terminarán normando la práctica del montañismo y la escalada en nuestro país.
Todo lo anterior, junto con un montón de otros temas que por espacio prefiero omitir, requieren de mucho trabajo. Hoy somos una comunidad a la cual se la escucha en el mercado y la política, esto se traduce en poder y el poder requiere de responsabilidad. ¿Qué hacemos con esta oportunidad histórica? ¿Hacia dónde encausamos el desarrollo de nuestro deporte?
Si, el trabajo es mucho, pero por eso también es bueno que seamos más. Llega el momento en la vida de cada ser humano de pensar más allá de los propios intereses, de madurar y hacerse cargo de sus responsabilidades en este mundo. La comunidad escaladora chilena se encuentra hoy con este desafío y somos la generación que debe hacerse cargo. Cada uno de nosotros es un potencial agente transformador y tomar consciencia de ese poder es el primer paso en el desafío de construir una mejor sociedad, un mundo mejor.
Lo que nos une es una cuerda invisible que permite conectar nuestras voluntades e intereses con personas incluso de comunidades extranjeras. Hablamos con un lenguaje que se traduce en sentimientos profundos de apreciación hacia ciertos lugares y paisajes, todos los cuales necesitan de nuestro compromiso en su defensa y protección.
Poco importa si prefieres el búlder o la tradicional, si eres local o estás de paso, si dominas los octavos o recién te estás iniciando. Lo único que necesitas es sentirte parte de algo mayor, un espacio para aportar. De ser así, ¡Bienvenido/a a la comunidad!