Rockeras: Las chicas super poderosas llegaron para quedarse
14hrs en San Clemente y la plaza de armas de esta pequeña ciudad Maulina se veía invadida por una veintena de escaladoras que, entre mates y tabacos, rompían el hielo y compartían sus expectativas sobre el 1er Encuentro de Escalada Femenina de Chile.
Representantes de Talca, Santiago, Chiloé, Aysén e incluso de Argentina y Ecuador decían «presente» a la convocatoria realizada por la escaladora y fotógrafa Pilar Elorriaga para sumarse a Rockeras, que si bien sale a la luz con este 1er encuentro femenino, pretende crecer y transformarse en todo un movimiento.
Corren los minutos y ya son cerca de una treintena de motivadas las que se han congregado en la plaza. Un repaso a quienes están presentes y el viaje continua directo al Valle de los Cóndores, emblemático spot de la escalada nacional que se ha posicionado a nivel internacional como un destino obligado para todo amante de nuestro deporte.
Caía la noche y el frío cordillerano se dejaba sentir en el campamento. Rápidamente se habían armado carpas y organizado las actividades de recepción. La expectación por finalmente estar ese inmejorable lugar, aportando con un grano de arena a la ya extensa historia del Valle de los Cóndores, era algo que se sentía en el ambiente. Tania Garimani e Isadora Morrison eran las encargadas de dar la bienvenida y explicar la motivación que llevó a Patagonia a apoyar una iniciativa como esta en nuestra país.
Sin importar la procedencia, la edad o el grado de escalada, al caer la noche el grupo se dejaba guiar por una dinámica de introducción realizada por la coach, periodista y escaladora Francisca Undurraga. Saltos, risas y abrazos, para entrar en calor y unir al grupo, daban paso a la reflexión respecto a temas como ¿cuál puede ser el aporte que las mujeres pueden realizar a la comunidad escaladora? o ¿por qué son importantes encuentros como este?
Los puntos de vistas, las ideas y los proyectos se compartían con el grupo, creando discusión y complicidad. La vibra siempre alta y las risas a flor de piel. No habían pasado 4 horas desde la llegada y lo que el grupo proyectaba era una energía contagiante que no decaería a pesar del trabajo duro que implicaría la instalación de carteles, las jornadas de limpieza y la correspondiente escalada.
La primera noche se cerraba con la charla de Acceso Panam, ONG internacional creada por escaladores y que desde el 2009 trabaja en la conservación de las zonas de escalada y el acceso a las montañas en el continente sudamericano. Temas como la responsabilidad y el compromiso en el cuidado y la protección, no sólo del Valle de los Cóndores, sino que de todas las zonas que frecuentamos como comunidad, fueron escuchados atentamente por las Rockeras. Proyectos como el monitoreo de la ranita Alsode Pehuenche, especie microendémica que habita en las cercanías del Valle y la elaboración de la Línea Base del lugar, que permita el desarrollo de un plan de manejo de este sector de escalada por parte de la comunidad local, fueron expuestos durante la primera jornada y serían profundizados por la Bióloga PUC y Coordinadora del Proyecto Alsodes Pehuenche, Dayana Vasquez, junto a su equipo durante la última noche en que las Rockera se tomarían el Valle.
Las jornadas comenzaban a muy temprano, acompañadas por un sol que se mostraba por detrás del Cerro Campanario y un delicioso desayuno preparado por Felipe Mallea, quien era el responsable del menú de cada jornada y culpable del apetito voraz que atacaba a mas de alguna producto de los deliciosos aromas que emanaban desde el interior del domo que albergaba la cocina del evento.
Talleres como el de «Alimentación Sustentable», impartido por la escaladora Bruna Garretón, o el de la escaladora y embajadora de Patagonia, Pachi Ibarra, sobre «Seguridad en la escalada» se mezclaban con la limpieza y mejoramiento del sector, aportando conocimiento específico entre las asistentes.
Al final, una experiencia que sin duda marcó a mas de una treintena de escaladoras que compartieron durante 4 días las bondades del Valle de los Cóndores. Estrechando lazos, creando comunidad y canalizando su pasión por el deporte de manera de crear un impacto positivo en el lugar que las acogió. Hoy, de regreso en sus hogares, tendrán la tarea de poner en práctica lo aprendido y difundir los valores que hacen de Rockeras un incipiente grupo de influencia al interior de nuestra comunidad.