Limpieza anual del Everest 2018: El basurero más alto del mundo
La cantidad de objetos que dejan tirados las expediciones comerciales en la montaña más famosa del mundo es una que aumenta de forma exponencial conforme crece el número de turistas que visitan el Parque Nacional Sagarmatha de Nepal.
Y no sólo contaminan aquellos que intentan llegar a la cumbre de 8.848 metros de altitud; la industria del Everest existe, y es una que atrae a miles de personas al campamento base de su vertiente nepalí todos los años, donde se arma una verdadera ciudad durante los meses pre–monsón, particularmente durante Mayo.
Senderistas, montañistas, cocineros, porteadores de altura y un muchos otros que llegan todas las temporadas han dejado una huella en forma de miles de toneladas de basura que generalmente —pero no exclusivamente— se presenta en forma de plástico y materiales sintéticos: carpas, cuerdas, ropa, elementos de cocina, envoltorios, papeles y hasta varios cuerpos humanos son parte del paisaje y un problema que el gobierno nepalí hasta el momento no ha podido solucionar a pesar de sus esfuerzos:
La normativa introducida en 2014 que obliga a cada escalador a bajar ocho kilos de basura —además de sus botellas de oxígeno y excremento— no reduce la cantidad de basura congelada en la montaña a través de décadas de actividad, además de ser una política que ha visto escasa implementación efectiva.
La que la tarea de deshacerse de esta enorme cantidad de material ha quedado en manos de iniciativas como Everest Clean Up, proyecto patrocinado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que tiene como objetivo deshacerse de 90 toneladas de basura para fin de año, el plan de limpieza más ambicioso hasta el momento en la región. Desde el lanzamiento de este esfuerzo el 17 de marzo pasado, más de 12 toneladas de basura han sido recogidas y transportadas a Katmandú, capital de Nepal, donde será reciclada.
Los 150 kilómetros de recorrido que cubre la basura recolectada para llegar a Katmandú son mayormente cubiertos por aire gracias al trabajo realizado por el operador local Yeti Airlines, que la traslada desde el poblado de Lukla hasta la capital, pero el tramo que va desde Lukla al campamento base de la montaña es uno que debe ser cubierto a pie y que toma alrededor de una semana en ser recorrido.
Un esfuerzo de proporciones acordes al problema que enfrenta la industria del turismo de aquel país, donde casi el 8% del Producto Interno Bruto proviene del turismo en general.
Operación Rastrillo
El problema de la basura no es monopolio de las altas cumbre himalayas. Es por esto que la ONG Acceso Panam se encuentra convocando para este 14 y 15 de abril a la 1era Operación Rastrillo en el sector de Las Melosas, Cajón del Maipo.
En esa oportunidad los asistentes podrán disfrutar de la escalada en un sector que ofrece búlder, deportiva y multilargos, para luego, a partir de las 20hrs del sábado, dar paso a una serie de actividades comunitarias para crear vínculos con el lugar y establecer cuadrillas de trabajo.
El domingo 15 será la jornada dedicada a limpieza y mejora de los senderos del sector.
La invitación es a inscribirse aquí.