Girls just wanna have VAN!
España, Meca de la escalada deportiva mundial, es sinónimo de roca que pareciera hecha para exactamente este propósito. Una que atrae a los peregrinos todas las temporadas y los atrapa con sus rutas que desafían la imaginación y las posibilidades del cuerpo humano. Las escaladoras nacionales Belén Villalón y Dani Espinoza lo saben bien, y es que han estado yendo y viniendo a este paraíso desde 2016 para poder dar con vías y que difícilmente podríamos encontrar por estos lares. El año pasado -y con efectivo en mano- compraron una furgoneta Mercedes-Benz MB 100 del ´94 allá mismo, y es aquí donde nos cuentan acerca de su experiencia viviendo y viajando en cuatro ruedas.
“El 2016 fue nuestro primer viaje a España y el lugar elegido fue Rodellar. Este lugar tiene la particularidad de que, a pesar de que es un sector de escalada enorme, una vez que llegas no necesitas auto para moverte entre los distintos lugares, por lo que calzaba perfecto con la idea de nuestro primer viaje: llegar en modo carpa instalarnos y disfrutar del paraíso de la escalada” manifiesta Belén haciendo memoria de este viaje pre-furgoneta. Dani, sin embargo, dice que un aspecto de la vida de los escaladores allá le llamó la atención:
“Vimos que muchos escaladores de varias partes de Europa se movían y vivían en su propia furgo, me llamó mucho la atención ya que para mi ese estilo de viaje era algo de película. Desde ese momento quedó dando vueltas en nuestras mentes ese concepto de viaje, y de forma de vida nómade”.
Una vez en Chile, era hora de ponerse directamente manos a la obra para poder viajar nuevamente a la tierra prometida: “Esta vez, los mega-lugares elegidos fueron Siurana y Margalef” dice Belén. Partirían en el verano del hemisferio sur. “La planificación de dicho viaje nos llevó a darnos cuenta de que en dichos lugares el contar con un vehículo para trasladarse entre sectores se volvía bastante más necesario que en Rodellar, por lo que si queríamos escalar y conocer lo suficiente, íbamos a necesitar 4 ruedas para llegar a nuestros destinos” .
“Arrendamos un Peugeot Partner con dos asientos delanteros y la parte de la carga libre para nuestro hogar” dice Dani, al hacer referencia a su tentativa de vida nómade-motorizada. “A pesar de que era un poco caótico ya que todo se desordenaba cada vez que nos movíamos”.
Aunque contaban con un vehículo-casa que no está exactamente diseñado para aquellos fines, el estilo de vida y libertad que pudieron conseguir les dejó aun más convencidas de que era lo que estaban buscando. Estaba decidido.
Su siguiente viaje a España, a mediados del año pasado, fue el que al fin vio un proyecto que estaban gestando hacía tiempo diera frutos en forma de la auto-casa propia. El elegido, “más por intuición que por conocimiento técnico de autos” según puntualiza Dani, fue un viejo Mercedes MB 100, un vehículo de fabricación vasca producido durante los ´90s que llaman su ‘tortuga’.
Con un acondicionamiento básico, mueble en altura para dormir y un montón de lugar para guardar cosas y vivir adentro, viajaron durante tres meses por España, donde pudieron probar el universo de vías: “encuentras de todos los tipos de escalada que puedas imaginar y por cada estilo y grado, cientos de rutas. Placas finísimas, placas desplomadas, desplomes intensos con manillas, otros con pinzas y planos, hasta techos totalmente horizontales, abundan además las rutas entre 20 y 40 metros” dice Dani, agregando que “Cada lugar tiene su encanto y vale la pena darse el tiempo de conocerlos a fondo”.
Y como explica Belén, aunque no todo sea perfecto, la flexibilidad es un plus sin comparación: las cosas buenas superan por lejos las cosas malas o incómodas. Lo mejor es la libertad que te entrega el tener tu casita móvil. Te gusta un lugar y te quedas. Si el camino es muy largo paras, descansas y duermes donde quieras. Se pone a llover y quieres cambiar de sector de escalada, listo”.
Con la tortuguita esperando estacionada y bien cuidada al otro lado del Atlántico, las chicas dedican su tiempo en Chile a entrenar y así poder dar la pelea a la vuelta, además de administrar Bajo Cero, su propia empresa y escuela de actividades outdoors.
“En Rodellar tengo muchos proyectos pendientes, unos tres 8a por lo menos, pero debo esperar a tener otra oportunidad para ir a ese lugar. Ahora en febrero será invierno por lo que iremos a conocer otros sectores de escalada, tal como Chulilla el cual tiene muchisimas rutas, también escalaremos en Margalef, la vez pasada dejé proyectos pendientes allá” dice Dani, mientras que Belén agrega que le “llamó mucho la atención una vía, Gladiator un 8b de la Gran Bóveda que no alcance a probar pero me parece interesante como proyecto para la próxima temporada. Por el momento mi objetivo ha sido ir sintiéndome cómoda en los 7c+, 8a y probar la mayor cantidad de 8a+ que pueda”.
Como dicen por ahí, más que un deporte, la escalada es para muchos un verdadero estilo de vida, un norte por el cual y gracias al cual muchas cosas son posibles: “No cambiaría este estilo de vida por nada y mientras más lo vivo más quiero seguir en ese camino. Disfrutando la escalada, que me cambio la vida en todos los sentidos posibles, disfrutando los hermosos lugares que he tenido la suerte de conocer” concluye Belén.
*Belén Villalón y Dani Espinoza agradecen a Mammut, Marmot, Andesgear, Gimansio El Muro y Manuel Moreno, su entrenador.