Taller de escalada para niños con síndrome de down
En agosto de este año y luego de 12 hrs de caminatas y escalada, Andrew Harris hacía cumbre en el Grand Teton a 4.197 m.s.n.m. Su logro no tuvo «bombos ni platillos» y pasó desapercibido para la mayoría de la comunidad escaladora mundial. A pesar de esto, Harris logró meterse en la historia al ser la primera persona con síndrome de down en escalar esta montaña. Una conquista que le ha permitido inspirar a muchos a luchar por sus sueños.
En nuestro país nacen en promedio 21.000 niños con casos de síndrome de down al año, lo que nos sitúa en la delantera a nivel Latinoamericano y pone un importante desafío en lo que se refiere a la inclusión de esta población en las diferentes áreas de nuestra sociedad.
En ese contexto, los amigos de Zenit Climbing en conjunto con la Academia Meraki, tuvieron una increíble iniciativa al organizar un taller de escalada para niños con Síndrome de Down que se llevó a cabo entre mayo y diciembre de este año.
En total fueron 10 pequeños escaladores de entre 11 y 17 años, quienes una vez al mes dieron todo de sí para trepar, jugar, agarrar presas y vencer todas sus inseguridades.
Daniela Rodríguez, sicopedagoga de la Academia Meraki, institución que trabaja con niños con Síndrome de Down, está fascinada con la experiencia y destaca los cambios que ella pudo observar objetivamente en los participantes: “a nivel conductual, los mejores logros se dieron en lo que se refiere a seguir instrucciones, a cómo se generó un gran trabajo en equipo, y cómo aumentó la seguridad en ellos mismos”.
Nos cuenta que algunos llegaron con mucho susto y a lo largo de los meses se fueron dando cuenta de lo que eran capaces. “Lo mismo pasó con los papás: a veces tenemos a algunos muy aprehensivos y solos se fueron dando cuenta de lo que sus hijos podían hacer”, destaca.
En el plano físico también hubo grandes beneficios para los participantes: Daniela dice que ahora los niños están mucho más ágiles, tienen mejor equilibrio y aumentaron su fuerza. Todos estos factores muy importantes para mantenerse activos y energizados.
“Fue la mejor experiencia de mi 2017” dice Constanza Orellana, profesora de escalada de Zenit. Reconoce que al principio pensó que iba a ser un poco caótico, que las cosas se podían salir un tanto de control, pero finalmente dice que aprendió más ella que los niños, porque pudo entender que todas las personas tienen tiempos distintos y cada uno aprende de diferente manera. “Aprendí a tomar todo con más calma”, confiesa.
“En el taller la idea era que todo fuera un juego. Usaron mucho la memoria, para poder recordar las rutas y cada semana disfrutaban con los juegos preparados en el muro: pintar, bailar y, por supuesto, escalar”.
No nos cabe duda de que esta iniciativa que quiere llevar la escalada y sus beneficios a todos por igual, es una de las mejores ideas que hemos escuchado en este 2017. Es muy importante que este tipo de actividades se difundan, porque así vamos aprendiendo que todos podemos aportar y a la vez beneficiarnos al compartir experiencias como estas.
¿Qué opinan?