Innovación: energía eléctrica producida al rapelear
Por Javiera Romero
Actualmente, existen algunos cargadores para dispositivos electrónicos que trabajan en base a la tecnología solar, pero estos no están al alcance del bolsillo de todos/as los/as practicantes de deportes de montaña y son poco prácticas para esas aventuras, pues en aquel ambiente existen períodos muy nubosos, cargados de lluvia y nieve.
Sin embargo, son pocas las opciones que podemos encontrar en el mercado como alternativas a este problema. Martín Bustos, un diseñador industrial que enfocó su tesis de grado en energías renovables no convencionales (ERNC), está totalmente consciente de la importancia que esas tecnologías poseen en los deportes de montaña, y opina que “hay que buscar soluciones a problemas cotidianos, dándole una vuelta a necesidades simples que pueden tener los deportistas de montaña, como comida, abrigo, fuego, energía, agua, entre otras”.
Así fue como un buen día que se encontraba escalando con su cordada, Javier Henríquez, se le prendió la ampolleta para realizar una innovación en esta área. “Era de noche y estaba frío. Al bajar la ruta rapeleando, [Javier] me pasa el ATC y me dice ‘caliéntese las manos’. De ahí entendí la cantidad de energía cinética que se perdía en ese roce con la cuerda, el cual, había que aprovechar para transformarla en energía eléctrica”.
Cómo sucede el fenómeno:
La energía cinética es aquella que se produce gracias al movimiento que genera un cuerpo con una velocidad constante. En este caso, el dispositivo de carga APU produce 25 revoluciones por minuto con 10 centímetros de cuerda. “Esto significa en la práctica que en una ruta de 50 metros (en descenso o rapel) se generan 1.800 miliamperes de energía eléctrica y, como la capacidad de la batería es de 5volts y 2.400 miliamperes, en dos descensos de 50 metros quedará cargada en su totalidad”, dice la mente creativa detrás de esta innovación.
Es preciso enfatizar que APU posee dos baterías de Ion Litio, las cuales se caracterizan por la ligereza de sus componentes, una elevada capacidad energética y resistencia a la descarga. Estas características permiten diseñar acumuladores ligeros, de tamaño pequeño y variadas formas, con un alto rendimiento.
Según el diseñador, la capacidad de APU permite una duración de al menos 2 días de batería interna para cargar celulares, GPS o teléfonos satelitales, ya que el consumo energético de estos dispositivos varía entre 1.250 y 2400 miliamperes. Además, enfatiza que las temperaturas de trabajo de estas baterías varían entre los -30°C y los 45° C. Ese es el motivo de su elección para ser la base de este producto.
Lea las instrucciones antes de usar:
El cargador eléctrico APU se instala mientras el escalador o escaladora se dispone a rapelear, colocándolo en la cuerda más arriba del aseguramiento normal que se utilizamos con ATC.
Así, al bajar la ruta o cualquier superficie vertical, el dispositivo queda más arriba del ATC, sin generar problemas en el descenso ni estando cerca de los mecanismos de aseguramiento.
Ahí es cuando el mecanismo de recolección de energía del dispositivo se activa, con el movimiento y fricción ejercidos por la cuerda, generando las revoluciones necesarias para convertir la energía cinética en energía eléctrica.
En el mercado:
A pesar del aporte que este producto hace a la ferretería de montaña, Martín cuenta que le ha sido muy difícil conseguir fondos para APU y añade que “todo fue autofinanciado simplemente por la convicción de que este producto es útil para la gente que practica este deporte”, ya que no existen aportes estatales destinados para financiar innovaciones como esta, que involucran todo un proceso de seguridad detrás.
Así es como actualmente su diseñador se encuentra gestionando la patente internacional WIPO (World Intellectual Property Organization) para, posteriormente, negociar la comercialización del producto con las marcas del mercado outdoor porque aun no ha logrado estrechar lazos con ninguna para que le respalde.
Para ver más sobre las innovaciones de este diseñador, puedes visitar este espacio.
*Fotografías: Martín Bustos