Nueva ruta en Cerro Castillo por arista suroeste

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Los Coyhaiquinos Manuel Medina, Pablo Miranda y el español Pere Vilasarau abrieron una nueva vía en Cerro Castillo: «Las 3 P» (5.10+ 2150m). A continuación, Pere nos cuenta cómo vivieron esos tres días que les llevó el ascenso.

“El domingo 28 de febrero estábamos con la calma de Coyhaique, así que tras preparar y compartir unos mates con Jorge, dueño del camping Rustika Patagonia, nos dispusimos a una aventura hacia el cerro Castillo, uno de los más apasionantes y exóticos lugares de Chile para la vida en vertical. Arrancamos con el ánimo de que había un tiempo estupendo que estaba a nuestra disposición.  Esta fue nuestra señal.

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La subida a la laguna fue calurosa y, a pesar que no le teníamos mucha fe a ese día porque era tarde y veníamos métale cháchara, cuando entramos en calor la avanzada fue rapidísima. Fueron un par de largos y paramos a almorzar. Mucho trepe hasta IV, dificultad con la que nos sentíamos a gusto.  Subimos unos  7 largos hasta ponernos en el corazón de la vía, que sería la parte central de la arista. Para ello, escalamos con dos cuerdas dobles de 35 m para movernos de forma más dinámica y evitar problemas con los rapeles.

El segundo día fue más largo. Escalamos entre unos 15 a 20 largos, además de todos los destrepes que hicimos en esa dificultad (IV). Ya en la Torre Sur, subimos unos 5 largos. Comenzamos en la cara oeste, pasamos a la Norte, y finalizamos en la Este.

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Luego nos quedaba el dedo finísimo que destaca desde la distancia. Después de una escalada aérea y sólida de dos largos (10+) ya nos quedaba la puntita. No alcanzábamos a ver el collado pero estaba muy cerquita. Finalmente, terminamos en aquel lugar hacia las 7 de la tarde, tras 11 horas de subidas y bajadas.

Acampamos y al otro día amaneció nublado y frío. Esta era nuestra señal para volver. Entonces decidimos culminar en la cumbre y volvimos a Cerro Castillo (el pueblo) por el camino ya conocido. Cabe decir que es una travesía fue bien larga. Tuvimos suerte porque la pared estaba seca y apenas sopló el viento. Gracias a ello, no tuvimos que usar los crampones en todo el ascenso, ya que subimos por la variante de la normal que va por la roca desde el collado.

Agradecemos a Hugo Espinoza por su colaboración con los clavos caseros que nos dejó para armar rapeles a diestra y siniestra, y a Jorge Aguilar que siempre es un punto de apoyo increíble desde su camping”.

 
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