¿A qué consumidores les hablan las marcas de escalada?
Por Javiera Romero
¿Te haz fijado alguna vez en las imágenes con las que se vende una marca? ¿Son ellos/as, los escaladores y escaladoras más fuertes?, ¿quizás los más guapos?, ¿ son los más comprometidos con nuestras zonas de escalada? ¿Acaso aparecen deportistas de piel oscura o raza afroamericana? ¿Cuál es la proporción de mujeres con auspicio en nuestro país?
Son una serie de preguntas las que nos asaltan a la hora de pensar en este tema, ¿no?. Y es porque, claramente estas imágenes son, de alguna forma, el símbolo de lo que nuestra comunidad quiere destacar, es decir, sus valores e identidad. Para que estos se consoliden y sean realmente representativos, se necesita de todos/as, por lo mismo es que este es un tema no menor y que se discute en varios espacios.
Por ejemplo, hace algunos días atrás comencé a seguir una interesante discusión que se dio en medios de escalada estadounidense, gracias a esta carta abierta que redactó Georgie Abel para Andrew Bisharat. Ambos son escritores y escaladores influyentes en la escena mediática gringa.
La carta alude a una serie de comentarios que el segundo realizó al artículo escrito por Amanda Robinson acerca del sexismo, racismo, exclusividad y privilegio en la escalada. En este artículo, la autora declara lo siguiente:
“Como escaladores, no somos inmunes a los mismos sesgos institucionales y la discriminación que están presentes en todos los demás aspectos de nuestras vidas. De hecho, todas estas cosas están interconectadas, y es hora de que el mundo de la escalada reconozca que es posible que seamos parte del problema”.
Ella se refiere no tan sólo al tema del sexismo, aun cuando este es uno de los más discutidos en los espacios comunicativos, también se refiere al racismo, pues los mismos rostros que vemos hoy en día como protagonistas de las marcas, en su mayoría, son blancos. Su reflexión apunta al porqué la comunidad escaladora es tan racialmente homogénea y quiénes son (o somos) los responsables de ser proactivos para cambiar esta situación.
A Bisharat estas opiniones le parecen sesgadas porque la autora, Amanda, pertenece a uno de los grupos discriminados por el orden hegemónico de la sociedad: las mujeres. Así lo hace notar en los comentarios del artículo. Y sí, de alguna forma, pueden ser sesgados, pero, por ejemplo, ¿Cómo podría hablar un hombre sobre el acoso sexual hacia las mujeres en la calle, cuando jamás lo ha sufrido?
Andrew Bisharat, entre otras cosas, es un autor que ha escrito en diversas ocasiones sobre la igualdad de género. Una de las reflexiones más interesantes que propone es el cuestionamiento del mérito de la “primera ascensión femenina”. En este arículo, el escritor dice:
“La escalada no se trata sólo de pura potencia, o de resistencia, o de resistencia-peso, o de envergadura, o de audacia, o de creatividad, o de visión o de resolución de problemas. Se nutre de todas esas cosas a la vez, lo que de alguna manera, iguala las cosas, especialmente en que ambos sexos se ven obligados a depender de sus propias fortalezas, y así llegar a sus propias soluciones totalmente únicas para superar la misma ruta o problema”.
Gracias a ello, declara que la escalada es uno de los deportes menos machistas que puedan existir, y propone que las mujeres comencemos a trabajar por nuestros logros evitando la distinción femenino/masculino si queremos llegar a destacar en esta disciplina.
Otra de las críticas que realizó hace no mucho tiempo atrás, fue en este artículo, donde critica de alguna forma que la escaladora Sierra Blair-Coyle apoye la promoción del estereotipo sexista en las campañas de Sport Illustrated y Swimsuit Issue, vendiendo su imagen como escaladora para modelar ropa interior deportiva. Eso sí, compara esta actitud con la de Alex Honnold, ya que ambos modelan ropa interior y, con ello, promueven la erotización de los espacios comunicacionales, fomentando la toxicidad sexista de la sociedad en la escalada.
Si no somos parte de la solución, somos parte del problema
Sin embargo, este no es un debate que nació ayer. La problemática sobre qué debemos valorar más de una escaladora o un escalador es un cuestionamiento constante en nuestra disciplina, ya sean los grados, la capacidad de autosuperaración o la misma motivación de crear espacios para otros/as para desempeñarse y conocer esta actividad. Y para las mujeres es más complejo aun, porque además de encontrarnos en ese debate permanente sobre qué es más importante para una como escaladora, viene todo el tema de si estamos dentro de una comunidad machista o no.
Sinceramente yo creo que más que la escalada, yo soy una mujer ante la sociedad en general. Durante mi corta (o tal vez larga) vida he tenido que lidiar con distintas situaciones que me han hecho cuestionarme qué significa ser mujer y qué significa ser hombre ante los demás y el universo. El acoso es una de las situaciones más comunes. El miedo también: a ser menoscabada, o violentada, incluso, a caer.
Sí, porque cierto es que las mujeres (no todas, pero en sí la mayoría) tenemos miedo a volar en las rutas. Podemos trabajarlo, entrenar más duro, leer. Pero es nuestra naturaleza ser más temerosas y ¿por qué creen ustedes que es así? Para mí es porque nosotras tenemos un tipo de configuración fisiológica que nos permitirá (si lo elegimos, claramente) ser madres algún día. Tendemos a cuidar nuestra integridad por sobre muchas otras metas. Eso es natural.
Sin embargo, este estudio, por ejemplo, señala que tenemos tendencia a más miedos porque poseemos menos testosterona, una de las hormonas que inhibe el temor.
Conclusiones
Como parte de un medio de comunicación que asume este dilema y le preocupa ser parte de la solución, creo que es imperioso valorar las historias de las deportistas sin compararlas con las de sus pares masculinos. Es imperioso rescatar las características y particularidades propias de cada escalador/a. Las experiencias de cualquier deportista enfrentado sus propios límites es algo digno de contar y tiene valor tanto para él como para todos nosotros, por sí mismo.
Como consumidora creo que es necesario alzar la voz cuando sienta que hay campañas que se aprovechan del físico femenino para impulsar algún tipo de producto. También fijarnos en qué imágenes nos están vendiendo y el porqué de esto, ya que estamos en una sociedad que reproduce muchos modelos, pero somos nosotros mismos quienes podemos estar atentos a ello y darle la vuelta con nuestras decisiones. Obviamente, hago un llamado a no fomentar estas prácticas en esta industria, y a apoyar aquellas iniciativas que potencien la inclusividad dentro de la escalada.
Todos somos parte de una bella comunidad que ama un estilo de vida en contacto con la naturaleza y que, a través de la escalada, va al encuentro/conocimiento de uno mismo. Es importante considerar que esto es una oportunidad para hacer de este pequeño mundo un mejor lugar para todos aquellos que se encuentran involucrados; una oportunidad para hacer las cosas de una manera diferente, una que no imite errores, sino que proponga alternativas y/o señale el camino correcto.