Entrevista a Cintia Percivati, “la Hormiga”
Por Francisca Undurraga y Camilo Castellanos
Escaladora y montañista. Desde muy pequeña siempre tuvo una atracción por la montaña y los deportes en la naturaleza. Un curso de escalada tradicional fue el punto de inicio a lo que sería su profesión, su pasión y su vida: la escalada. Cintia Percivati, más conocida como “la Hormiga” , ya lleva más de 14 años practicando esta disciplina siendo su modalidad favorita el búlder.
Fue la primera cordada femenina argentina en realizar la ascensión al Cerro Fitz Roy; abrió una ruta de multilargos en la pared norte de la Pedra Riscada (850m.), Brasil; y fue la primera argentina en realizar un 8b (5.13d).
La escaladora Argentina, auspiciada por North Face, asegurá que ha logrado tener una vida de escaladora profesional “con pasión, dedicación y compromiso”. Hoy, nos cuenta como ha sido su trayecto en la escalada, algo que finalmente se transforma en un estilo de vida.
¿Cómo ha sido tu método de entrenamiento?
La verdad es que nunca tuve el hábito de entrenar. Siempre traté de ser constante en salir a escalar a la roca. Pero ahora que estoy un poco más estabilizada en donde vivo, tomo clases de entrenamiento con un colega escalador, David Saikin, quien le está sacando verdadero jugo a mi capacidad.
Te hemos visto en ascensos alpinos en Patagonia, escalando vías de multilargos como El último tango (5.13b, 5L) y en competencias de búlder, ¿qué tipo de escalada te gusta más y por qué?
Todos los estilos me llenan, por eso le dedico tiempo a todas las variantes de la escalada. Cada una de ellas conlleva un aprendizaje diferente y hermoso. Pero si tengo que elegir, lo que más disfruto creo que es la escalada deportiva o búlder en roca, porque es donde consigo aplicar el arte de la escalada en su máxima expresión.
¿Cómo has conseguido tan alto nivel en todos estos estilos de escalada?
De igual modo que siendo escaladora de profesión, con verdadera pasión, con constancia y compromiso con los deseos, con los sueños. Dándole verdadera importancia a los proyectos. Por sobre todo disfrutando cada paso, convencida de que hacer lo que uno sueña es lo más importante que uno puede hacer en esta vida.
¿Cómo fue el viaje a Brasil a abrir el big wall? Vimos en el video que dormiste en la pared, mezclaron escalada deportiva y tradicional…
Para empezar fue una hermosa aventura, un gran desafío. Era la primera vez que abría un big wall y concluyó con un éxito impresionante ya que todo lo planeado pudo concretarse. La línea elegida resultó exactamente como la planeamos o la imaginamos desde abajo mientras la observábamos con los binoculares.
Solo un largo requiere algo de material móvil, pero éste corresponde a la vía anterior, «Place of Happiness», que comparte la misma entrada con la nueva ruta. El resto está todo chapado ya que no hay nada de fisuras. En la mitad de la pared, a 500 metros de altura, establecimos un campamento para facilitar la apertura de la parte superior de la pared, ya que sino había que jumarear más de 2 o 3 horas para alcanzar el máximo punto logrado el día anterior.
¿Qué fue lo más complicado de ese ascenso?
Técnicamente lo más complicado fue abrir los dos largos desplomados en el medio de la vía, los cuales fueron abiertos uno por Horacio y el otro por mí. Sobre todo la parte que me tocó a mí, de placa desplomada donde ¡no había de dónde agarrarse! Ese solo largo me llevó 5 horas de trabajo duro. Finalice el día más que exhausta.
Logísticamente lo más complicado ¡fue organizarnos para ir al baño!, lo que dio pie a charlas en donde nos matamos de risa tratando de ver cómo hacíamos.
¿Tienes alguna anécdota de la escalada?
Una buena fue, para mi sorpresa, ¡el largo de 50 metros que hice sin proteger! En la parte superior del monolito, la vía «Viaje de Cristal » se une con la vía preexistente «Place of Happiness» en la cual Horacio había participado también de su apertura.
En esos largos de arriba, tomé la punta y salí primereando un 6a aplomado de plaquita, donde los seguros comenzaban a alejarse considerablemente. Horacio, que supuestamente conocía la vía, me indicó más o menos la línea.
Comencé a escalar e hice diez, veinte, veinticinco metros y las chapas brillaban por su ausencia. Seguí escalando y Hora me dijo que voy bien, que seguro en algún momento un poco más arriba aparece la chapa. Seguí unos metros más y ¡ya llevaba más de 30 metros sin proteger! Segura de mis movimientos pero preocupada por no caer bajo ninguna posibilidad, sigilosa seguí escalando ya que era mi única salida. Horacio contrariado, trataba de alentarme porque ya estaba jugada y no me quedaba más que seguir. Iba más de 45 metros, y a lo lejos, como a diez metros para un costado vi, ¡no una chapa, sino dos! Era la reunión.
Había hecho todo el largo sin usar una sola cinta. Tras una delicada travesía y un poco más de concentración, alcancé el relevo donde por fin respire aliviada.
¿Qué crees que se necesita para alcanzar logros como este?
Para abrir una ruta se requiere criterio al elegir una línea, al ubicar las chapas en un lugar adecuado y distanciado una de otras con una medida lógica; se requiere un mínimo análisis de la roca, entre otras cosas. Y para meterse en una pared tan grande es imprescindible saber manejarse en altura, tener total conocimiento y uso de los materiales y sistemas que se emplean en un big wall.
¿Qué opinas de la escalada femenina en Sudamérica?
Creo que va en crecimiento, con algunos baches, pero que paulatinamente va en ascenso. Ya se hace notar la nueva generación de pequeñas escaladoras y en el ámbito de la montaña hay unas cuantas mujeres que salen por sus proyectos alpinos y logran objetivos más que interesantes.
¿Cómo ves el desarrollo de la escalada en Chile comparándolo con la escalada en Argentina?
En lo que a la sociedad respecta, lo veo popularmente mucho más desarrollado en Chile. Pero en cuanto a tradición de escalada en montaña creo que en Argentina la historia del montañismo está más nutrida.
¿Cuál es tu máximo sueño como escaladora?
Durante muchos años mi máximo sueño era subir el cerro Fitz Roy. Y ahora ya concretado es difícil volver a soñar con la inocencia de entonces. Hoy sueño con escalar siempre, hasta ser viejita, si es posible, con la misma pasión que siempre sentí por este deporte que tanto me dio en la vida.