Camilo Rada: “No hay mucha gente con motivación y energía puesta en la exploración”
Por: Camilo Castellanos
Camilo Rada y Natalia Martínez siguen en busca de la exploración. Esta vez no fue en el sur de Chile, no fue una montaña escondida en Patagonia. Esta vez fue en Canadá, donde consiguieron llegar a una cumbre nunca antes escalada.
El Monte Malaspina de 3776 metros era la montaña más alta inescalada, con nombre, en Norte América hasta que llegó esta cordada que, a través de la planificación, consiguieron enfrentarse a lo desconocido.
El Malaspina tiene su nombre gracias al explorador español Alejandro Malaspina que estuvo en la Antartica y Chile, y que a finales del siglo XVIII visitó norteamérica. Este monte solo había tenido un intento registrado por una expedición polaca-estadounidense. Ese intento no consiguió la cumbre y esta montaña ha sido poco visitada a pesar de encontrarse al lado del Monte Logan, el más alto de Canadá. La cordada chileno-argentina se enfrentó a Seracs, nieve con 55-65 grados y a sus propios miedos.
Esta montaña se encuentra en la “Sierra de San Elías”, un cordón montañoso entre Estados Unidos y Canadá, en la región de Yukón. Donde está el glaciar Malaspina, el glaciar de piedemonte más grande del mundo y uno de los lugares donde Camilo Rada estaría aplicando sus estudios de Glaciología.
Revista Escalando habló con Rada y Martínez quienes, todavía en Canadá, estacionaron su auto en un pueblo perdido para contestar las preguntas por teléfono.
¿Por qué les llamó la atención esa montaña?
Rada: Queríamos buscar un objetivo en esta zona que era donde yo estaba trabajando hace un tiempo. Esta montaña te permite ver toda esta parte de la región y además era una montaña inescalada, que estaba en línea con el concepto de lo que busca Uncharted, que es explorar zonas nuevas. Nos cuadraba perfecto con todos nuestros objetivos que eran conocer esta zona y explorar algo nuevo e interésate. El Glaciar Malaspina tiene fotos espectaculares. Es el glaciar de pie de monte más grande del mundo, realmente es una locura la forma que tiene, es súper bonito.
¿Por qué crees que nadie había escalado esta montaña?
Rada: Yo creo que es una suma de varios motivos. Una es que es una montaña difícil. La escalada es técnica, tiene riesgos. La gente que la había intentado eligió una ruta que finalmente fue muy complicada y se tuvieron que devolver. Pero está claro que hay muchos montañistas con la capacidad de subirla si hubieran realmente hecho el esfuerzo. Yo creo que otro factor fue simplemente que muchos de los montañistas con más experiencia están enfocados en hacer rutas súper técnicas en montañas más conocidas o hacer récords de velocidad. No hay mucha gente con motivación y energía puesta en la exploración. La mayoría prefiere irse a una montaña que tenga un nombre, que llame más la atención.
Siempre tus expediciones tienen mucho de planificación y al final es como un juego de ajedrez. ¿Qué planificación tuvieron que hacer en esta montaña?
Rada: Bueno, un poco por estar muy cerca del Logan, que es una montaña muy visitada y la más alta de Canadá, la logística estaba más o menos establecida. Están los aviones que acostumbran a llevar escaladores y los van dejando en el campo de hielo. Por ese lado era más fácil. El trabajo también incluyó conseguir fotos y mapas para pensar la ruta. Yo diría que en este caso la planificación fue un poco más tranquila que en otras oportunidades, porque la logística está más o menos bien establecida para acceder a la zona.
La pega más grande fue cuando llegamos allá para encontrar una ruta, porque es una montaña bien críptica, con muchas líneas muy peligrosas. Al buscar una ruta segura fue en base a fotos aéreas, imágenes satelitales y mapas, uno solo puede tener una noción súper básica de por dónde le puede entrar a la montaña. Una vez llegamos ahí fue cuando comenzamos el trabajo de verdad. Antes buscamos documentación para averiguar quién lo había intentado antes, por donde lo habían intentado, qué dificultades se habían encontrado; todo para sumar harta experiencia y no cometer los mismo errores.
¿Cómo se reparten la planificación? ¿
Martínez: Camilo es más experto en buscar imágenes satelitales, las entiende mejor que yo, así es que él se encarga de esa parte, de buscar información de la montaña. Yo miro el tema de transporte, cómo llegar al lugar, comida, equipos…
Ustedes ya se conocen de varias expediciones, ¿cómo funcionan en la montaña? ¿Se dividen algunas funciones?
Martínez: Si, generalmente Camilo es que el que puntea, pero eso depende también del grado de cansancio que tenga cada uno. Nos repartimos mucho cuando empezamos a explorar para ver por dónde ir, eso se reparte y se charla mucho. Dependiendo de la intensidad de cansancio que tengamos cada uno va punteando.
¿Viste diferencias muy notorias entre las fotos y la información de las montañas en Norteamérica comparado a la Patagonia?
Rada: Sí, aquí hay una acceso mucho más fácil a los mapas, en esta zona volar a las montañas es más común. En todos lados uno ve aviones con flotadores que te llevan a los lagos y te permiten acceder a estas zonas. Lo que hace que haya mucha gente que saca fotos a estas montañas cuando vuela, hay muchas fotos y desde distintos ángulos. En Patagonia por el tema del tiempo, tratar de volar en un avión con flotador o con esquíes es súper peludo, porque son sensibles al viento. En Patagonia lo estándar es acceder por mar o por tierra y acá por lejos es acceder por avión y eso hace que haya mucho más documentación en el sentido puedes recorrer mucho más territorio, puedes tomar muchas más fotos y verle todos los ángulos a las montañas. Fue mucho más fácil encontrar fotos aéreas, basta con buscar en Google.
¿El ascenso en sí cómo fue?
Rada: Hubo escalada en nieve de mucha pendiente y en hielo de buena calidad. Yo diría que la dificultad principal fueron los riesgos objetivos. La ruta más segura que pudimos encontrar, y creo que fue una buena elección, tenía peligro de caída de avalanchas, rocas o Seracs. Lo más difícil era elegir por donde pasar, a qué hora pasar… Toda esa logística para minimizar los riesgos.
Otra dificultad importante fue que básicamente desde el campamento base hasta la cumbre no había ningún lugar seguro para establecer un campamento en una posición intermedia. Era una ruta larga y súper sostenida. No había ningún lugar plano donde poder sentarse y relajarse, la pendiente era muy sostenida entonces eso agota a la larga.
Natalia, la ruta era muy larga, ¿cómo te sentiste tú ahí?
Martínez: Fue una ruta larga, sentí miedo, mucho miedo. Pero me hizo crecer en ese aspecto de cómo tratar mis miedos ante esa ruta que estaba tan expuesta y tratar de leerla lo mejor posible. Fue como un reconocimiento a mí misma de cómo uno actúa ante ciertos miedos o ante ciertas incertidumbres que tiene en el camino.
Rada: Es súper importante tener la cordada para apoyarse y eso lo vimos después de que pasamos las zonas de más riesgo que la Naty mencionó que le dio susto. Escalamos debajo de un glaciar, se caían Seracs, hacían ruidos y te genera susto. Toda esa parte, toda esa tensión, agota mucho más. En un momento estuve listo para devolverme. Yo decía, “Falta demasiado, esta cuestión estuvo súper expuesta, así es que chao, nos vamos”. Y fue la Naty que dijo: “no, ya estamos aquí, démosle”. Dándome ánimo para continuar y ella fue un poco la que tomó la batuta y después efectivamente me volvieron las energías. Estuve súper feliz de tener a alguien que te apoye cuando estás con bajas de motivación y energía. Yo creo que ninguno de los dos por separado, o tal vez con otras cordadas que no tengan la misma motivación, hubiéramos llegado a la cumbre.
Ahora que sigues allá, ¿hay otra montaña en mente?
Rada: Siempre hay montañas en mente. Después de conocer la zona vimos muchas montañas que son súper bonitas y que nos gustaría volver para intentarlas. Pero yo diría que ahora tenemos más la mente mirando hacia el sur: Patagonia o eventualmente algo más al sur en Antártica. Como objetivo concreto, aquí en el norte, yo diría que no tenemos ninguno.