Entrevista a Helmut "Koko" Kocking
Por Camilo Castellanos
Helmut Kocking lleva envuelto en el mundo de la escalada más de 25 años. En sus inicios no había muros, ni competencias en resina y el entrenamiento era muy básico, apoyado en lo poco que podían encontrar en algunas revistas francesas y estadounidenses. Helmut no solo ha sido un testigo de la evolución de la escalada deportiva en Chile, sino que uno de sus grandes protagonistas.
Koko, como es conocido, además de estar en el deporte como escalador, también ha participado como entrenador. “La verdad es que competí muy poco. Cuando comencé no había muros, solo se competía en roca. Tuve un segundo lugar nacional en Punta de Tralca en el año 90, que es mi gran orgullo, y participé en el primer panamericano que hubo en Sudamérica y donde quedé sexto, eso fue todo mi currículum competitivo”, dice Koko.
Tras esto se dedicó a trabajar en competencias, participó en la organización del primer campeonato que se realizó en un muro artificial y fue entrenador de la primera selección chilena de escalada. Personajes como Juan José Fernández, Esteban Vigouroux, Diego Tapia, Sergio Quiroga, Sara Aylwin y María Paz Tapia, entre varios más, estuvieron en el grupo de jóvenes que él entrenó y del que estuvo a cargo desde 1993 hasta el 2000. Un grupo fuerte de escaladores que rompió los límites que había en el deporte en ese momento y que se encargaron de abrir y darle los primeros ascensos a muchos de las vías más duras de Chile, entre los que hay varios 5.14. Un grupo que, siendo entrenado por el Koko, consiguió varios primeros lugares en competencias sudamericanas y panamericanas: 1º lugar damas y segundo varones en el panamericano, Guatemala 1994; 1º, 2º, 3º lugar varones y 2º y 3º damas ,Venezuela 1998; 1º y 2º lugar varones y 1º damas , Chile 2000.
Tras alejarse un tiempo del entrenamiento, ahora Koko ha retomado el tema más motivado que nunca. Ha apoyado a Tomás Ravanal en su preparación para las Copas del Mundo y en el entrenamiento que le permitió convertirse en el primer chileno en encadenar un 9a (5.14d) y meterse 17º lugar en una fecha de la Copa del Mundo 2013 en Bélgica. Además, ha estado en el último año a cargo de un grupo de jóvenes del gimnasio el Muro que no superan los 18 años y que han escalado hasta 5.13c en roca y obtenido una medalla en el Panamericano juvenil de México 2014, así como figurado en los primeros lugares de los campeonatos nacionales escolares.
Revista Escalando se puso en contacto con el Koko para que nos comentara su experiencia como entrenador y compartiera algo de su sabiduría curtida a través de años ligado de manera activa a nuestro deporte.
¿Cómo has entrenado a este grupo de jóvenes?
El entrenamiento ha ido evolucionando con estos chicos en la medida que han ido madurando, tanto en su escalada como en su disposición mental hacia el deporte. Los “detecté” en un momento en el que retomé el entrenamiento, me había alejado un tiempo, pero luego comencé a hacer clases y a entrenar a Tomás Ravanal.
Era un grupo de amigos de mi hija Antonia que se juntaban a escalar en la semana. Me acerqué y les comencé a dar búlders con un poco más de intención y empecé a jugar un poco con ellos, a darles bloques diferentes y me motivé a armar este grupo ya que eran todos de la misma edad. En ese momento no se podía distinguir si eran grandes talentos, pero fuimos a las primeras competencias y les fue muy bien. Ahí ‘caché’ el nivel que había en el ambiente nacional escolar que me era un tanto desconocido y fue así como armamos un team oficial juvenil con sesiones de entrenamiento y con cierto grado de planificación.
Lo principal para mí era ir pasando etapas y una de estas era que se encantaran con la ruta porque eran muy buldereros. Tampoco sabían entrenar, les gustaba hacer un búlder pero no les gustaba mucho repetirlos o hacer bloques que les costaran mucho. El entrenamiento, como lo veo yo, requiere de una actitud mental que no todo el mundo tiene y que había que ver si estos chicos la tendrían en el mediano plazo.
¿Cómo has visto el progreso de estos jóvenes en las competencias?
Mi idea fue tomarlos y darles un enfoque serio, metódico, con objetivos a mediano y largo plazo, ya que por su edad había que empezar muy de a poco antes de someterlos a un entrenamiento planificado y de alta exigencia física y mental. Fui lentamente metiendo cosas más complejas de entrenamiento propiamente tal. La evolución fue muy buena, en menos de un año se metieron, casi todos, entre los mejores escaladores de sus categorías escolares.
¿Cómo viste su progreso en roca?
Esa fue otra etapa que tuvimos que ir viendo. Primero los llevé y descubrí que a la mayoría les daba miedo y no sabían cómo escalar en roca, escalar en placa, colocar los pies, reconocer las tomadas… También ha sido un proceso y en el cual, recién el verano pasado, me propuse llevarlos a roca los miércoles en la semana cuando estaban en vacaciones y el fin de semana. Algunos tuvieron una evolución espectacular, encadenando doces y treces en los primeros y segundos pegues.
Ahora se han motivado más con la roca. Estamos yendo más seguido y si continúan trabajando van a conseguir los 8c u 8c+ en el futuro, si es que no mayores grados… ¿9a+, 9b?
¿Cuáles han sido las mayores dificultades de entrenar un grupo tan joven?
Primero, motivarlos con la ruta tanto en resina como en roca, también la creencia errónea de que las cosas tienen que salir de forma automática; de que si pruebas un octavo y no te sale, ya no sirves. Querían saltarse etapas y en vez de probar rutas y búlders más suaves pero que entregan más movimientos y cualidades interesantes de aprender, andaban tras el grado de las rutas.
Para ellos la escalada eran números, en parte, por estar envueltos en un medio tan competitivo. Esto es un problema de la actualidad y de la esencia misma de la escalada deportiva que se basa en la dificultad.
Siempre me propongo hacer que los chicos logren encantarse de la escalada en su totalidad. A mí me gusta el grado, pero me doy cuenta de que para llegar a ser un buen deportista no hay que saltarse etapas, hay que tener mucha base y haber probado todo. A los escaladores completos, como Juan José Fernández o Tomás Ravanal, por nombrar algunos, lo que les pusieras por delante lo escalaban, ellos eran fanáticos “totales”, nunca decían que no a donde fueran a escalar: Chilcas, Palestras, Arrayan, Colombia, Brasil, Europa etcétera… tenían y tienen hambre de escalar.
Esto me cuesta con estos chicos. Yo creo que influye la actualidad donde mucha información se basa en los grados, se habla mucho de la dificultad, hay mucho grado en el gimnasio y esto hace que se nublen un poco y no tengan tanta motivación en aprender la escalada en su esencia.
¿Qué diferencias percibes entre el entrenamiento de estos jóvenes y el que tú hacías?
Harta, yo he aprendido mucho en el último tiempo. Antes estaba muy enfocado en lo físico y, a pesar de que todavía lo sigo, ahora intento integrarlo en el trabajo técnico. Actualmente los deportes se ven como una unidad, por ejemplo en el Tenis es muy raro que un tenista esté haciendo tantas pesas o tanto físico fuera de la cancha (salvo en periodos precisos); trabajan en la cancha con elementos como, por ejemplo, una pelota medicinal imitando los movimientos del tenis. Lo que yo he tratado en esta época, a diferencia de lo que hacía antes, es integrar el físico en el trabajo técnico.
Para mí lo más importante es estar actualizándose, uno no debe quedarse pegado. Hay que estar mirando lo que se hace afuera constantemente y no solo copiar, sino que adaptar las cosas a la realidad de acá, de tus deportistas y darle un sentido coherente según los objetivos.
¿Qué diferencias has visto en las competencias en las que participabas con las que se están realizando ahora?
En el búlder hay una evolución que está a la vista. La escalada de búlder de competencia, como argumentaban en un artículo de 8a.nu con el que estoy muy de acuerdo, está buscando poner énfasis no tanto en lo físico sino que en la habilidad, destreza, sensación, equilibrio, control, precisión, etcétera.
Ha cambiado de la fuerza a la habilidad, porque es una mejor forma de medir, de diferenciar, dadas las características de las competencias y su particular sistema de puntuación. Yo creo que en Chile, al igual que afuera, se está evolucionando hacia eso. El grupo de jóvenes al que he estado entrenando también ha tenido esta evolución, si uno lo compara con los escaladores antiguos, estos chicos son mucho más hábiles.
¿Por qué alguien debería tener un entrenamiento planificado en competencias?
Siempre hay escaladores que dicen que no lo necesitan, pero yo creo que esos son las excepciones que confirman la regla. Lo primero que te da la planificación es que se enfocan las distintas etapas del entrenamiento en una línea de tiempo coherente hacia un objetivo temporal muy definido (la fecha de la competencia). Además permite que se cumplan las etapas que tiene el entrenamiento, que están relacionadas y que son necesarias para avanzar.
Hay que respetar ciertos principios, porque hay ciertas cualidades que se deben desarrollar como pre requisito para otras, hay que manejar de forma adecuada la intensidad de la carga, volumen de carga, alternancia, progresión de las cargas, pausas adecuada al tipo de estímulo; y ordenar todos los diferentes ciclos de entrenamiento, microciclos, mesos, periodos. Todo enfocado y estructurado de forma coherente de acuerdo a los objetivos que se busquen. La planificación permite ordenarse, atar cabos sueltos, dar coherencia al entrenamiento.