Cecilia Buil y Anna Torretta abren nueva ruta en las casadas del Marmolejo

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Cecilia Buil y Anna Torretta en la R2 de «La Gioconda», en el marmolejo. Foto: Claudio Vicuña – Revista Escalando


Estas últimas semanas, el valle del Marmolejo ha tenido un movimiento inusual. La llegada de la escaladora española Cecilia Buil puso nuevamente la atención en las cascadas en la ladera este del Cerro Marmolejo.
Luego de dos años, Buil regresa a para concretar un proyecto pendiente: los tres últimos largos de la cascada que inicialmente abrió junto al su compatriota José Romay “Josito». Ahora, junto a la fuertísima escaladora italiana Anna Torretta, variando el segundo largo por otra línea más a la derecha.
Tras algunos días de logística, facilitada por sus contactos locales. Lograron ubicarse nuevamente en la base de las cascadas, al final del valle, desde donde pudieron replantearse la línea con un nuevo segundo largo, más a la derecha del original, abierto en 2012 con «Josito», seguido de un largo tumbado que conecta con la cascada superior, un columna vertical que se fija a la pared algunos metros más arriba.
Las escaladoras se toparon con más de una dificultad, por un lado las cascadas del Marmolejo se encuentran a más de 5 horas de aproximación y alcanzan los 4.000 metros de altitud., fuertes ventiscas y diferencias térmicas que hace del hielo de estas cascadas particularmente cambiante.
El resultado es «La Gioconda”, un itinerario de 160 metros, y dificultades entre WI3 y WI6.
Las escaladoras fueron asistidas por el fotógrafo de Escalando Claudio Vicuña, Nicolás Gutiérrez y Nicolás Secul en los porteos. Por su parte ambos ‘Nicolases’ aprovecharon la oportunidad para abrir «Perro Staila» (WI5 180m), en una cascada que se forma en un canalón hacia la izquierda de «La Gioconda».
A continuación les dejamos la descripción de Cecilia Buil sobre su experiencia en el Marmolejo.
La Gioconda.
Por Cecilia Buil
«En la primera semana de julio, la italiana Anna Torretta y yo llegamos a Santiago de Chile procedentes de nuestros respectivos países, con la intención de escalar en hielo en el Valle del Marmolejo.
Dos años antes había estado con José Romay “Josito”, explorando las posibilidades de nuevas aperturas en cascadas de hielo en la parte baja del valle. Aunque nuestra intención era escalar mil metros más arriba, donde se encuentra “Senda Real”, descubrimos enseguida que hacía demasiado frío y viento para escalar en la parte alta. En esa ocasión, después de una semana de porteos y varios períodos de mal tiempo, conseguimos escalar una nueva línea de WI5+ y probar los primeros dos largos de “Senda Real”, una difícil vía que llega alrededor de los 5000 metros de altitud. Una gélida ventisca nos tiró para abajo, pero me quedó grabado a fuego el potencial de dicho valle para escalar en hielo. Allí toda posible línea es vertical, al menos en un largo. ¡Tenía que  volver en algún momento!
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El campo base de noche, con el Marmolejo y sus cascadas como telón de fondo. Foto: Claudio Vicuña – Revista Escalando


Al día siguiente de que llegara Anna y tras hablar con el fotógrafo y camarógrafo Claudio Vicuña, nos fuimos al monte. Casi tres horas en auto separan el Valle del Marmolejo de Santiago. Desde el estacionamiento, otras 6 horas sin mucho peso, 15 kilómetros y mil doscientos metros de desnivel, es lo que hay que pasar para llegar a la base, situada a otras dos horas de las cascadas que eran nuestro objetivo. Una moto de nieve nos ayudó a llevar buena parte de la carga.
Cuando estuvo todo instalado y con comida para más de una semana, fuimos al nuevo sector y escalamos un largo ya abierto por Josito y yo, y otro nuevo que bautizamos “Le Bombardier”. La cascada tiene encima una pared de roca mala de unos 200 metros que escupe constantemente piedras en cuanto le da el sol o hay mucho viento.
Como explica Anna: “Los valles en Chile son muy salvajes, con pocas carreteras, pocos refugios y larguísimas aproximaciones. Por hacer una comparación, sería como salir a pie de Montenvers, poner el Campo Base en el refugio de Cósmicos, aproximarse casi hasta la cumbre del Mont Blanc de Tacul y comenzar desde allí a escalar una cascada de grado 6”. A esto se le podría añadir que no existen los teleféricos ni las posibilidades de comunicación o rescate que ofrece Chamonix.
Anna Torretta en el segundo largo de La Gioconda. Foto: Claudio Vicuña – Revista Escalando

Anna Torretta en el segundo largo de La Gioconda. Foto: Claudio Vicuña – Revista Escalando


El primer intento con Anna -para mí el tercero-  había quedado en la apertura de un nuevo largo de WI6. Volvimos al día siguiente para intentar completar la cascada, pero el viento y la consiguiente caída de piedras y hielo nos echó de nuevo para abajo.  Tuvimos que ir a Santiago por la llegada de un período de mal tiempo. Esquiamos hasta el estacionamiento y después de cuatro días de descanso obligado en la capital volvimos a subir, esta vez solos.
Foqueamos (randonear) hasta la base en algo más de 5 horas. Llegamos a tiempo para limpiar de nieve el campo base y preparar las cosas para el día siguiente. El termómetro marcaba en la tienda cuando nos levantamos, todavía de noche, -10ºC. La nieve caída hizo que nos costara dos horas llegar a pie de vía.
Después de unas horas, por fin, al tercer intento, conseguimos completar “La Gioconda”, WI6, 160 metros a más de 4000 msnm. El hielo en los largos nuevos, verticales, de grado 6, lo encontramos poroso, trabajado por el sol, mucho más blando que en la primera parte, con protecciones dudosas. Tuvimos que darnos prisa, escalar lo más rápido posible, porque la temperatura subía por momentos y en poco tiempo el hielo se volvió blanco y los tornillos comenzaban a tener holgura. Cuando llegamos a pie de vía estábamos ¡a 20 grados! Y llevaba un rato cayendo de todo.
Cecilia Buil completando el segundo largo de La Gioconda. Foto: Claudio Vicuña – Revista Escalando

Cecilia Buil completando el segundo largo de La Gioconda. Foto: Claudio Vicuña – Revista Escalando


La siguiente jornada la dedicamos a intentar un largo corredor que terminaba en la parte alta del Valle, cortado por varias cascadas verticales, pero la acumulación de nieve en un campo inclinado, a mitad de la posible vía, junto el riesgo de aludes nos hizo retirarnos a pocos metros del comienzo de la vía después de abrir trinchera durante un buen rato.
Otra borrasca nos echó de nuevo para abajo y así, con nieve y viento nos despedimos del Valle del Marmolejo.»
ruta
 

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