Avalancha en El Morado
Una avalancha de considerables proporciones sucedió en el Glaciar Colgante el Morado, en el Cajón del Maipo, un lugar muy visitado por los montañistas de Santiago. Los dejamos con el relato de lo sucedido por José Manuel Bustos, que se encontraba en el lugar junto a Carolina Toro, y que deja abierta la pregunta de si fueron las condiciones las que ocasionaron la avalancha o si es un lugar peligroso de por sí, al cual se le ha bajado la visión de su nivel de riesgo, por su relativamente fácil acceso.
Reporte incidente, avalancha natural tamaño D 3 en sector Glaciar colgante el Morado, 18 – 05 – 2014
Hoy fuimos a escalar en hielo con mi compañera, Caro Toro, al glaciar colgante del morado. Ella había realizado hace más de un año un curso de escalada en hielo con un escalador y montañista chileno destacado, habían visitado este lugar durante el curso, al cual siguió yendo en varias ocasiones, así como lo hacen otros escaladores. Salimos bien temprano 6:30 am (hora aplazada ya que la original era a las 5:00 am) rumbo al Cajón del Maipo. Luego de pasar a buscar unos tornillos que nos faltaban, seguimos pasado San Gabriel rumbo hacia Choriboulder, en el Valle del Arenas. Gracias a que encontramos menos nieve de la que nos esperábamos logramos subir con el auto bien arriba y ahorrar algo de caminata.
Después de ordenar las mochilas y tomar un poco de café salimos caminando alrededor de las 10:30 am. El día estaba nublado y frío, la temperatura promedio debió ser entre 1 y -2°C y en algunos momentos la sensación térmica se sintió bastante más baja debido al viento. Llegamos a la laguna a las 12:00, estaba completamente congelada y nos percatamos que había un grupo de 9 personas ascendiendo el Cerro Unión ya en su última parte. Hacía mucho frio pero igualmente decidimos hacer una parada a tomar algo de agua, café, comer algo, elongar un poco y abrigarnos. Vimos como continuar y mi compañera me mostraba como era el lugar donde íbamos dentro del glaciar colgante, en el centro de este se encuentra la parte más segura, ya que a veces caía (mucho) material por los costados.
Seguimos y avanzamos rápido, aunque a veces nos hundíamos más de la cuenta en la nieve. Nos detuvimos de nuevo para refrescar la memoria de Caro y ver por donde seguir, ahora tomando en cuenta las zonas de grietas. Comenzamos de nuevo y se escucha un ruido fuerte mientras se ve caer material por el lado norte del glaciar, descendiendo hasta la base de éste. Bueno, de ahí se me viene a la cabeza que todas las otras veces que había estado en ese lugar había visto caer hielos y alguna avalancha, mientras comentamos de la caída de material, el cual fue por el costado, como sabíamos y nos habían dicho.
Seguimos cruzando al medio de la base bajo el glaciar colgante y comenzamos a subir. De pronto muy cerca del hielo, vimos que ya había más pendiente y necesitaríamos colocarnos los crampones, por lo que buscamos un lugar cómodo, nos sentamos cada uno en una terraza, nos hidratamos, sacamos el equipo, el arnés y tomar café. De repente, siento un ruido, como el anterior, pero esta vez me doy cuenta de que era más fuerte, miro hacia arriba y veo un avalancha gigante caer hacia nosotros, me doy vuelta y grito: «¡Caro coooooorreeeeee!» Y comenzamos a correr, con una sensación de película tipo fin del mundo, con una ola gigante detrás que se está comiendo la ciudad. Veo a mi lado y Caro cae dando vueltas, se pone de pie y sigue corriendo, miro hacia atrás y veo que la nube blanca esta cerca y me tiro al suelo tapándome la cabeza ya resignado. Luego de unos segundos levanto la cabeza y veo que parte de la avalancha esta terminando de caer justo en la línea de nuestra escalada y en el costado norte de glaciar veo un depósito de nieve gigante que llega casi hasta la laguna.
En ese momento nos damos cuenta de la magnitud de esto. Personalmente solté un grito de alegría y nerviosismo. Decido subir a buscar mis cosas y algunas de Caro que quedaron desparramadas, metí todo dentro de mi mochila como fuera y bajamos. Mientras recogía nuestras cosas me doy cuenta que sobre mi lugar había varios pedazos de hielo del porte de un puño y en el lugar de la Caro veo que hay varios bloques de hielo del porte un ladrillo. Decidimos volver por el mismo lado que llegamos cruzando la zona de depósito lo más abajo posible en caso que algo más volviera a suceder.
Ya una vez al otro lado de la laguna, en la típica zona de campamento nos sentamos a descansar y mirar el maldito glaciar colgante. Descansando vimos llegar a un grupo de personas, quienes eran de Checoslovaquia, nos preguntaron dónde estábamos escalando y les comentamos en forma resumida lo que paso. En eso uno de ellos nos dijo: “Me gusta la escalada y la he practicado, ahora soy mayor y lo sigo haciendo. Creo que ir a un glaciar lleno de seracs y completamente fracturado, no sé si arriesgaría mi vida por eso”. Eso me llego muy fuerte y como habíamos comentado con Caro nos preocupaba el hecho de que este es un lugar muy visitado, por ella y por muchos otros escaladores, de hecho se realizan muchos cursos como en el que Caro participó.
Entonces quedan muchas preguntas: ¿Habrán sido malas las condiciones que favorecieran la avalancha? ¿Será un error el haber creado confianza en este lugar debido a que usualmente es visitado por escaladores? O, ¿debería haber primado la idea de que no es un buen lugar por la cantidad de material que (siempre) cae? ¿Este lugar es bueno por su calidad o solo por su mejor acceso en comparación con otros? ¿Qué hubiera pasado si hubiésemos estado ahí unos minutos antes, si es que salíamos antes de Santiago o no pasábamos a buscar los tornillos camino al Cajón? ¿O si nos hubiésemos demorado un poco más?
Por mi parte me queda claro que no es un buen lugar, de hecho luego de observarlo detenidamente se ve muy inestable. Después de unos minutos de seguir mirando el glaciar cayó un bloque gigante generando un gran ruido, esta vez por el lado sur. Luego de esto bajamos al auto para volver a Santiago.