Un ascenso en solitario

Jeff Lowe, uno de los más revolucionarios alpinistas de todos los tiempos, está confinado a una silla de ruedas por causa de una enfermedad que afecta las neuronas y la médula espinal, generando problemas en el control muscular y a la larga la muerte. Con 63 años, Lowe tiene como legado más de 1.000 primeros ascenso que han marcado la evolución de la escalada en hielo y mixta.

La silla de ruedas eléctrica avanza rápido por el camino de tierra, Lowe admira el paisaje junto a su mujer Connie, mientras su nieta juega en las rocas del lugar. Conectado a una válvula de oxígeno, a Jeff cada vez se le dificulta más respirar, sin embargo esto no impide que continúe con sus actividades diarias, entre las que están realizar algo de ejercicio con sentadillas, escribir su biografía y grabar un documental sobre su vida; esto con ayuda de notebooks y lápices para escribir, además de su mujer quien, como traductora, entiende los balbuceos que la enfermedad le permite realizar.

Jeff continúa su camino por el camino de tierra sin mostrar indicios de melancolía por la aventura al aire libre, al parecer, su vida se redujo a avanzar paso a paso con delicadeza, como en los ascensos en solitario que caracterizaron su vida escaladora, donde solo importaba el momento y las decisiones que marcan la línea entre ascender o caer al vacío.

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En 1991, Lowe sufrió una catástrofe personal. Se divorció, tuvo que luchar por la custodia de su hija y su empresa de equipo de montaña quedó en quiebra. En lo que muchos pensaron que era un suicidio, este alpinista decidió intentar ascender el Eiger (El Ogro, en Alemán), por la cara norte, conocida como la pared de la muerte y además, en invierno.

Bailando con la muerte en esta pared de más de 1.500 metros de altura de intimidante roca negra, Lowe sufrió una Metanoia, como después llamaría la ruta y que significa, griego, un cambio fundamental de pensamiento. Escondido en una cueva de nieve, mientras una tormenta envolvía la montaña, Jeff comenzó a entrar en un estado de conciencia de sí mismo.

«Se encontró con él mismo, experimentó el infinito, el universo en toda su grandeza y toda su capacidad de expansión, su propósito y lo que tenía que hacer (…) Ser él mismo fue la cosa más importante de hacer para él. Cambió su forma de pensar”, dijo su mujer Connie Self, en una entrevista realizada por The Denver Post.

En la misma entrevista Connie intenta explicar la razón por la cual Lowe decidió ir a el Eiger: “Él sentía que necesitaba algo que captara toda su atención (…) escalar puede ser como una meditación, cuando todo lo demás se desmorona y estás concentrado por un largo periodo de tiempo. Al salir de ese estado usualmente tienes una mejor perspectiva”.

Sin compañeros, cuerdas fijas o bolts, Lowe se abrió paso en una manera sin precedentes para la época por este ogro de piel negra y blanca. Un ascenso en estilo alpino que no ha tenido repeticiones hasta el momento y que muestra en parte lo revolucionario que fue en su carrera como escalador.

De familia de alpinistas, se inició en el deporte gracias a su padre en la década de los años 50. “Cuando tenía 12 años, el esquí de competencia y las escalada eran mis pasiones gemelas: esquí en invierno y escalada en verano. Era mejor esquiador que escalador, pero cuando el entrenador del equipo nacional de esquí de Estados Unidos me dijo que debía cortarme el pelo y dejar a mi novia mientras íbamos al circuito de competencias, cuando tenía 19 años, me di cuenta que prefería el mundo menos estructurado de la escalada, por lo cual desde ahí le dediqué todo mi tiempo”, dijo Lowe sobre sus comienzos a The Gear Caster. De ahí en adelante todo fue en aumento, con primeros ascensos en todos los tipos de escalada y en todo el mundo.

Lowe destacó en especial por ser uno de los grandes precursores de la escalada en hielo y mixta, sus ascensos mostraron lo atlética y deportiva que pueden ser estas disciplinas. Entre sus escaladas más reconocidas están el primer ascenso de las Cataratas Bridalveil en 1974 (sin precedentes en escalada en hielo de dificultad), primer ascenso en solitario de la cara sur del Anna Dablan en el Himalaya, “Octopussy” M8, entre muchas más.

Más de 1.000 primeros ascenso, la creación del sistema de graduación para la escalada mixta y la realización del primer campeonato de escalada deportiva en Estados Unidos, son parte del legado que le dejó a la escalada.

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En 1999, Lowe estaba patinando en hielo con su familia cuando cayó y se pegó en la cabeza sin ningún motivo aparente. Un año después, salió a trotar y no pudo dar más de dos pasos sin caer, esto lo llevó a dejar de hacer deporte, sin embargo esperó que pasara un año más antes de ir a ver al médico, esto cuando ya estaba perdiendo sensibilidad en las piernas y manos.

Al principio pensaron que era Esclerosis Múltiple, luego que era Atrofia Olivopontocerebelosa y le dieron dos años de vida en 2008. Actualmente no saben cuál es su enfermedad, pero creen que es un tipo de Esclerosis Lateral Amiotrófica ELA (enfermedad que sufre el científico Stephen Hawking) una condición degenerativa de tipo neuromuscular, que provoca parálisis muscular progresiva y la muerte.

“Al comienzo no cumplía los requisitos para ser considerado ELA, pero en mi opinión se ha estado acercando cada vez más hacia este diagnóstico”, dijo el médico Lee Schussman a The Denver Post.

Con el tiempo la enfermedad ha hecho que cada vez le sea más dificultoso respirar y llevar una vida normal. Su mujer lo cuida y ayuda a que se pueda comunicar, para ella, el que Lowe sea montañista, le entregó una capacidad para concentrarse en ir paso a paso y, según ella, esto le ha permitido poder aprovechar su vida y participar en la realización de un documental y un libro sobre sus experiencias.

Sigue el Teaser de METANOIA, la historia de Jeff Lowe, gracias a quien la escalada es como la conocemos hoy:

Fuente: The Denver Post, The Alpinist, The Gear Caster

Por: Camilo Castellanos

Pueden conocer más sobre él en la página de su fundación.