Entrevista Fernando González Rubio
Fernando González Rubio es uno de los montañistas y escaladores más representativos de Colombia. Ha demostrado ser un deportista muy polivalente, consiguiendo 5.13c en deportiva, 5.12s en fisura y siete de los 14 ochomiles. Lleva en la lucha por conseguir todas las montañas sobre ochomil metros por más de 10 años, una lucha que comparte con la escalada de grandes paredes alrededor del mundo.
Fernando es alto y flaco. Su voz y sus movimientos transmiten una calma y serenidad que se refleja en su forma de escalar. Suesca, uno de los principales lugares de escalada en roca de Colombia, es su patio de juegos. Sube las rutas del sector como si estuviera haciendo una coreografía practicada por años. Su escalada es lenta y continua, cada pie y cada mano son puestos con la delicadeza de una persona acostumbrada a realizar ascensos donde un error significa la muerte.
Como parte de un grupo de escaladores que tuvo como escuela a Suesca y que se volvieron los montañistas más fuertes de Colombia, Fernando Gonzales Rubio se convirtió en el primer colombiano en escalar el Everest y el único en haber conseguido el K2. Actualmente es deportista de The North Face y ha demostrado ser uno de los escaladores más completos del país. Tuvo como escuela a los farellones de Suesca, donde la escalada de aventura, con largos mixtos, fisuras que van desde dedos hasta offwidths, rutas de varios largos donde se puede ir desde placas, pasando por chimeneas, hasta techos, le dio la base y agilidad en manejo de equipo para abrir una gran variedad de las vías de Big Wall y fue el trampolín para que se adentrara en el Himalaya.
Revista Escalando estuvo en su casa en frente de las rocas de Suesca, donde conversamos con él para conocer su modo de ver el deporte.
¿Te hacen falta 7 ochomiles?
Sí
¿Cuáles?
Llevo 14 expediciones al Himalaya, he logrado 7 cumbres. No he intentado ni el Lhotse ni el Gasherbrum, de resto todos los he intentado. El Manaslu y el Makalu dos veces y no he podido. Siempre encontrar la financiación es muy jodido, hay un año en el que no se consigue la plata entonces se pierde… entre comillas, porque se hacen otras cosas.
¿Hay alguien más buscando los 14 ochomiles en Colombia?
Acá no, ya el año que viene cumplo 10 años de escalar el K2 y nadie más lo ha intentado.
¿Has sido el único en el K2?
Sí, y en muchas de las otras, ahora un colombiano hizo el Gasherbrum 2 la temporada pasada y hubo varios que antes hicieron el Everest y el Cho Oyu.
¿Qué se necesita para escalar el K2?
¡Hay hermano! Mucha paciencia. Para escalar en el Himalaya se necesita mucha paciencia. También ser bastante autónomo, porque es muy vertical, hay que fijar muchas cuerdas y digamos que el que fijes las cuerdas no quiere decir que queden buenas, que no se dañen o que no caigan rocas y las dañen, entonces todo el tiempo hay que tener la autonomía para reequipar la vía y poner nuevos seguros para escalar. El día final hay que escalar bastante y el último tramo es un poco peligroso, lo que llaman el cuello de botella, y la parte final es muy vertical. Yo pienso que la paciencia, buenas decisiones y autonomía es algo indispensable para ir al K2.
¿Lo hiciste en solitario?
Inicialmente me uní a un equipo internacional y al final escalé con un español. Realmente lo que escalamos juntos fue al campo dos y tres, porque compartimos las tiendas. El día de la cumbre salió un grupo y yo salí detrás de ellos, digamos que no en solitario porque había mucha gente en la ruta, pero yo iba solo, escalando mi montaña, con mi estrategia.
Esa vez que subiste hubo varios accidentados
Por la ruta que nosotros estuvimos y el día de la ventana de cumbre que tuvimos, murieron tres personas: un Kazajo, un ruso y un iraní, que se perdieron bajando. Por el otro lado, que estaban haciendo la primera repetición a la Magic Line, se murió Manuel de la Mata, que había venido a Colombia. Sin embargo murió de una apendicitis en un campo de altura. Pero accidentes y malas decisiones fueron los otros tres. Retando la montaña, cuando ya la tormenta venía, todos bajábamos y ellos querían seguir subiendo. Ese es el resultado del Himalaya cuando uno no hace las cosas con prudencia, te come la montaña.
Yo me he regresado de 7 cimas porque no la he visto clara y si llegar a la cima de un ochomil implica cortarme un dedo o algo así, para mí no tiene sentido. Sí, se pierde mucho dinero, pero se gana experiencia. No vale la pena… hay que regresar para poder intentar con todo.
¿Cómo comenzaste a escalar si eres de la costa colombiana?
Yo soy un poco como desplazado por la violencia, en Barranquilla mi papá trabajaba con el poder público y como era la época del narcotráfico en la costa, a mi papá lo trasladaron a Bogotá. Conocí las rocas de Suesca en el año 86.
¿Qué había en esa época en las rocas de Suesca?
Muy pocas rutas, casi todas las clásicas como hasta 5.10 y de ahí en adelante empezamos a escalar y aprender. Luego a abrir rutas.
¿Qué se necesita para abrir una ruta acá?
La mayoría de las rutas que se han abierto es por los sitios que están más limpios, donde hay mucha vegetación no vale la pena porque la roca no es tan buena.Uno que otro personaje que ha querido venir a abrir rutas ha incurrido en el cuento del desastre ecológico, pero ha sido tan criticado que no lo vuelven a hacer, entonces pienso que la vegetación se mantiene. Los caminos de acceso si están vueltos nada y la gente tiene a veces poca conciencia.
¿Qué significa escalar en Suesca para ti?
Para mí fue mi escuela. Mirándolo ya como escalador, escalar en Suesca te prepara para escalar en cualquier lugar del mundo, por la diferencia de técnicas que tiene: hay deportivas, fisuras, techos, extraplomos, de todo… hay sobretodo mucho manejo de equipo, entonces eso te prepara para lugares como la Sierra Nevada del Cocuy, Las Dolomitas, Yosemite; para ir a las zonas en las que el escalador necesita mayor capacidad técnica y física.
¿Hay un grupo de personas muy fuertes en montañismo y grandes paredes que tuvieron como escuela Suesca, tú crees que esto los ayudó?
Es un hecho que Suesca fue el trampolín de los colombianos a los Himalayas, claro que en verdad fue Suesca luego el Cocuy y después el Himalaya; esa fue mi historia.
¿Qué es lo que más se necesita para escalar en Suesca?
Es una mezcla, de la técnica de la escalada en sí, con la colocación de seguros, la exposición… un poco de saber tejer una ruta con seguridad, pero a la vez poder bajarse y poder intentar los pasos difíciles, es una mezcla. Yo pienso que Suesca, aunque tenga rutas de escalada deportiva, se caracteriza por ser un sitio de escalada de aventura, de escalada clásica tradicional.
De las rutas que has abierto en Suesca de cuáles te sientes más orgulloso
Uy… hay muchas rutas que hemos abierto, tantas que hasta se me ha olvidado el nombre de algunas. Una de las que siento que fue muy positivo es lo que hoy llaman “Hi Tech” que fue una ruta que planteamos hace muchos años que gradúan como 5.13c, pero que a mí siempre me pareció 5.12d, sin embargo la equipamos, la limpiamos, yo hasta hace poco pude encadenarla. La primera encadena se la dio Arturo Saad, después Juan José Fernández y yo la vine a sacar por ahí hace 5 o 6 años. Me parece una ruta bastante difícil. Me da orgullo esa ruta porque motivó a mucha gente a buscar el grado y eso fue bueno. Pero hay muchas rutas que me hacen sentir muy contento de haberlas abierto, son vías y techos que estaban inexplorados. Estaban las líneas ahí esperándonos.
¿Qué elementos para ti hacen a un buen escalador?
Lo primero es el respeto por la naturaleza y la montaña, lo segundo es el buen manejo del equipo técnico, tercero las decisiones acertadas. Me parece que es muy importante tener buenas decisiones, más allá del grado de dificultad. Que sean correctas, que no te quiten la vida. A Kurt Diemberguer le preguntaron en algún momento que para él quién era el mejor escalador que había en el momento y él dijo algo con lo que me identifico: “El mejor escalador es el que se mantiene vivo y disfrutando de la escalada”. Para mí fue algo que me hizo recapacitar, porque no vale la pena hacer muchos grados si te matas. Si tu cuerpo corre algún problema o algún riesgo, no vale la pena lo que estás haciendo, entonces pienso que el escalador debe ser prudente, respetuoso, disciplinado, con buenas decisiones y enfocado en sus proyectos.
¿Qué te llevó a buscar los 14 ochomiles?
Yo estaba escalando por todo el mundo, estaba en Estados Unidos y cuando regresé me invitaron a pertenecer al primer equipo que quería intentar el Everest. Primero fuimos al Manaslu y fue una experiencia muy fuerte donde murió un amigo, sin embargo continuamos con el proyecto y fuimos al Cho Oyu. Ahí escalé mi primer ochomil. En el 2001 fuimos al Everest, luego de subir, bajo con la motivación y digo: ya escalamos la más grande, yo creo que se puede, intentemos ahora las más difíciles.
De ahí empiezo, intento el Broad Peak, pero no lo logro y luego intento el K2. Logré llegar a la cima y ahí dije ¡vamos con toda, Intentemos los ochomiles! Y me dediqué a eso. Paralelo a los ochomiles no podía dejar de escalar en roca, entonces también hacia apertura de rutas en el Cocuy, escalé la Esfinge en Perú, en Estados Unidos escalé bastante. Empecé a variar, vamos a escalar los ochomiles pero también a hacer paredes.
¿En qué consiste tu entrenamiento?
Hay una parte cardiovascular importante, que la trabajo mucho en bicicleta, caminando y escalando rápido. Pero lo que más hago en mi entrenamiento es escalar en roca, no dejo el cardio a un lado porque lo necesito para tener mayor resistencia en las montañas.
¿De qué ascenso en roca en el mundo te sientes más orgulloso o ha sido más significativo para ti?
Un ascenso muy significativo para mí fue la pared que abrimos en el Ritacuba Blanco (5.330 msnm), en la cara oriental, donde abrimos una ruta de 16 largos continuos en roca y luego un pedazo en nieve antes de llegar a la cumbre. Es una ruta de unos 800 metros. Fue muy lindo, primero porque es mi país y segundo porque los largos son muy bonitos, la dificultad máxima es un 5.12b y la mínima un 5.10d, todo en tradicional, excepto algunos lugares donde no se podía equipar y dejamos protecciones fijas, además de los descuelgues porque bajamos por la misma ruta. De ese me siento muy orgulloso.
Digamos que cada pared tiene una historia en la vida de cada uno y todas son valiosas, pero cuando hablo de la más significativa y hablo del Blanco es porque la soñé, la hice por una cara, luego por otra cara y luego planteé una nueva ruta y eso me gustó como escalador.
Es muy difícil hablar de qué es lo mejor y qué es lo peor. A mí me parece que siempre todo ha sido muy bueno, cada experiencia que uno tiene es bonita. Sí, digamos que hay unas que pueden ser tristes como la muerte de Lenin en el Manaslu, otras que no fueron muy interesantes, porque la ruta no era tan difícil, pero igual te divertiste. Hace poco escalé la Aiguille du Midi en Chamonix por una ruta de Gaston Rébuffat, que me pareció muy fácil, pero muy lindo el sitio y fue muy bonito repetir una ruta de Gaston, entonces todo tiene un sentido positivo y aporta.
¿Qué es lo más difícil de los auspicios en Colombia?
La falta de cultura de montaña en el país es lo más difícil, la gente no entiende qué hacemos, todavía no saben cuántas medallas de oro hemos ganado en cada una de las aventuras que hemos tenido y a veces no son valoradas. El patrocinador necesita cosas que se puedan mostrar inmediatamente en la televisión y el Himalaya y las grandes paredes no se puede, a menos de que tengas mucha infraestructura, entonces es difícil. Al final del día lo que pienso es que es la falta de conocimiento sobre el deporte en Colombia, por parte de las personas que pueden tomar esas decisiones, lo que no ha ayudado a que tengamos una financiación mayor.
Los dejamos con el trailer de Fernando escalando junto a Hernán Wilke y Mateo Mazzieri en una pared de alrededor de 300 metros en la Sierra Nevada del Cocuy que tiene más de 5.000 metros sobre el nivel del mar. Y con el link de su fundación.