Entrevista a Rosario Toro

Rosario Toro

Rosario Toro empotrando en "The Yorkshire Gripper" (5.11b), localizada en el paraiso de la escalada: Squamish, Canadá. Foto: Diego Sáez

Rosario Toro no es una escaladora típica; a ella le apasionan las grandes paredes de escalada tradicional, donde hay que sufrir caminatas interminables con peso jalándote hacia atrás en los hombros, pasar frío, romperse la piel de los nudillos en los empotres, superar el miedo de las zonas con poca protección y ser testigo privilegiado de los mejores paisajes del mundo.

Habiendo estudiado ecoturismo, hace más de 10 años que se ha dedicado a la escalada, el montañismo y el esquí de montaña. Una vida que se podría considerar de trotamundos la ha llevado a realizar ascensos como el de La Esfinge en Perú, la Torre Norte en Torres del Paine y el Cerro Trinidad en Cochamó.

Vivir en una van por siete meses, trabajar de mucama… una vida sencilla, donde no necesita mucho dinero, le ha permitido recorrer el mundo realizando los deportes de aventura y conociendo los mejores escenarios para la escalada tradicional. Venciendo el miedo y los prejuicios de inseguridad que envuelven a este deporte, Rosario ha logrado instaurar su nombre en la escalada tradicional de Chile.

Revista Escalando habló con ella para conocer mejor su vida de escaladora.

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Rosario en Ha Ling Tower, Canmore, Canada. En la ruta: "Sisyphus Summits" (5.10d/11a). Foto: Diego Sáez


Te especializas en un tipo de escalada donde no se ven muchas mujeres: grandes paredes de tradicional. ¿Por qué crees que se da esto?

Creo que hay mujeres, pero no sé por qué no las vemos, quizás porque la escalada deportiva es más accesible y visible, hay campeonatos, gimnasios, zonas de escalada de fácil acceso y además ha tenido un desarrollo rápido en el último tiempo, lo que es muy atractivo para todos; en cambio, la escalada tradicional es más aislada y tiene un grado de compromiso mayor. Sin embargo, creo que es solo cuestión de tiempo, en algunos años habrá muchas mujeres más escalando tradicional.

¿Qué te motivó a ti a hacer este tipo de escalada, ¿cómo comenzaste?

Me motiva mucho combinar la escalada con la vida al aire libre, me gustan las expediciones y los viajes largos, conocer lugares y culturas y compartir con escaladores de diferentes países. Aprendí a escalar tradicional el 2006, ese mismo año me fui a vivir a Torres del Paine, donde pase los siguientes 3 años, básicamente viajando por la Patagonia. Pero ha sido durante los últimos cuatro años en los que más me he desarrollado como escaladora de tradicional.

¿Crees que se debería potenciar más la escalada tradicional?

Claro, en Chile hay roca por todas partes, paredes grandes y fisuras perfectas. En estos años de viajes y escalada, me he dado cuenta del gran potencial que tenemos y que es un destino imperdible para los escaladores de todo el mundo, sobre todo por la pristinidad que ofrece nuestro lindo país.

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Rosario Toro en “Zephyr” (5.11a), localizada en Ghost River Banff National Park, Canada. Foto: Diego Sáez Beros


Sabemos de ascensiones tuyas desde Torres del Paine en la Patagonia, hasta gigantescas paredes en el Canadá. ¿Cuáles son los ascensos de los que te sientes más orgullosa y por qué?

Me gusta recordar Cochamó, cuando me iniciaba en tradicional y escalé todos los largos de «E.Z does it» en el Cerro Trinidad. Fue el momento en que me di cuenta que me gustaba mucho la tradicional y que me desarrollaba bien en ella.

También cuando escalamos La Esfinge en Perú, con Florencia. Fue muy entretenido, desde esa escalada me sentí muy motivada y aún más atraída por las grandes paredes.

¿Cómo fue el ascenso más difícil al que te hayas enfrentado?

Tengo la suerte de no tener ascensos muy complicados, no he tenido accidentes ni he pasado una noche inesperada en una pared. Creo que lo peor fue en Bugaboo (Canadá), cuando fuimos a la Beckey-Chouinard: partimos muy temprano y como a la hora de caminata me enfermé del estómago, muy mal. Para escalar esta aguja la aproximación es de 3 horas aproximadamente sobre glaciar, la ruta es de 15 largos y 6 rappeles y el regreso es de 3 horas más. En resumidas cuentas, pasé toda la escalda sin comer ni tomar mucho líquido, con intensos escalofríos y sin energía, lo que hizo que para mí esta escalada fuera más difícil de lo que era.

¿Cuál es tu relación con el miedo? ¿Cómo lo vences?

Muchas veces tengo miedo, generalmente lo supero porque no hay manera de volver atrás, tengo que salir de alguna manera. Por lo tanto, la manera más fácil de vencer el miedo es encontrar la forma de seguir adelante y terminar lo que empecé.

¿Cómo te entrenas para realizar estas escaladas?

La verdad soy bien mala para el entrenamiento como tal, soy floja para eso, debería mejorar en ese aspecto. Sin embargo, paso gran parte de mi tiempo en lugares de escalada, solo escalando, lo que tomo como entrenamiento. También practico montañismo y esquí de montaña. Me interesa y gusta mucho ver a otros escaladores, conversar sobre técnicas y experiencias y aprender de eso.

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Rosario en Ha Ling Tower, Canmore, Canada. En la ruta: "Sisyphus Summits" (5.10d/11a). Foto: Diego Sáez


¿Cuál es la escalada imperdible? ¿Qué pared debería intentar hacer todo escalador y por qué?

Uff… eso es muy difícil de contestar, me gustan muchos lugares y rutas. Recomendaría dos: la primera, una escalada que no discrimina por grado, así todo escalador puede ir y disfrutarla, la Aguja Pigeon, en Bugaboos. Es solo un cuarto grado, pero de gran calidad, sin roca suelta, pura escalada, una hermosa y estética cumbre, rodeada de glaciares y paredes de granito. Se puede hacer en libre o encordados.

La segunda, “Camp Farm” 11b, 7 largos, en el maravilloso Valle de Cochamó, es una escalada muy bonita con un poco de todo, no es tan larga ni tan corta, buena aproximación, muy buena ruta introductoria para las rutas más largas del valle. Todo un clásico.

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Rosario en su especialidad, empotrando en Squamish, Canadá. Foto: Diego Sáez


A qué te dedicas actualmente

Este último año lo pasé escalando y esquiando por Canadá y Estados Unidos. Aunque tengo mi profesión, los últimos cuatro años los he pasado viajando y escalando por distintos continentes.

¿Cómo consigues el tiempo y dinero para realizar estas expediciones?

El tiempo me sobra, porque no tengo trabajo fijo, el dinero escasea, por no trabajar mucho, pero mi estilo de vida es muy simple y no necesito de muchas cosas materiales ni dinero. Como mis destinos son en lugares de escalada o montaña, generalmente acampar es gratis y solo hay que comprar comida. En Canadá y EE.UU., me las arreglé viviendo en una van por 7 meses, lo que bajó significativamente los costos. He trabajado desde mucama hasta en el control de avalanchas, todo depende de dónde me encuentre y cuáles son las circunstancias. Ahora cuento con el apoyo de Tatoo, marca de la cual soy embajadora, esto me ha facilitado mucho las cosas.

¿Qué recomendaciones les das a las personas que quieran comenzar a realizar escalada tradicional y de grandes paredes?

Lo más importante es pasarlo bien, para eso elegir la ruta apropiada para tu nivel es esencial. No está de más tomar un curso de técnicas de escalada y de rescate en pared, elegir la cordada apropiada, informarse de todo lo que puedas antes de salir (clima, aproximación, rappel, etc.) y compartir datos y experiencias con otros escaladores.

¿Cuáles son tus proyectos a futuro?

Seguir escalando, específicamente este verano en Patagonia, formar una empresa, trabajar en educación al aire libre, construir mi casita autosustentable frente al estrecho de Magallanes y seguir viajando.

Acá les dejamos una galería de Rosario realizada por Diego Sáez y Pancho Herrera:

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