Entrevista a Juan Fercovic
Juan trabajando Contacto 5.14, foto de Damian Gelerstein
Juan hizo noticia el año pasado con su encadenamiento de Gecko 5.13d en el Arrayán, siendo una de las pocas repeticiones que ha tenido esta ruta. Ahora vuelve a aparecer con otro logro en deportiva al encadenar dos octavos en un día: la extensión de la Furia del Ermitaño 8a y La Pura Puntita 8a+, ambas en las Chilcas. Todo esto después de una lesión en el hombro que sufrió en un campeonato y lo obligó a hacer seis meses de kinesiología y alejarse de la escalada por un tiempo.
Este deportista no se queda solo en las chapas, también ha tenido grandes escaladas alpinas y de tradicional, un ejemplo de esto es su ascenso al Fitz Roy en el Chaltén, donde logró subir las gigantescas paredes de roca y hielo, que parecen amenazantes cuchillos, en condiciones extremas de tormenta.
Con 27 años, Juan trabajó los últimos dos en la Universidad Católica, donde estudió y comenzó a entrenar escalada. Actualmente se fue a hacer un posgrado a Canadá donde espera encadenar su primer 5.14 y conseguir varias cumbres alpinas. Le hicimos una entrevista para conocer cómo ha conseguido estos logros y cuáles son sus próximos objetivos.
Cuéntanos cuales han sido tus mejores logros en deportiva y escalada alpina.
En deportiva el grado más alto que he encadenado es Gecko, un 5.13d bien plaquero en el Arrayan, en febrero de este año. En alpina, creo que la ruta más demandante ha sido la Affanasief (5.11c, 1600mts), el filo nor-oeste del cerro Fitz Roy, que escalamos en 2 vivac hasta la cumbre y uno más durante el descenso, pues una tormenta nos impidió encontrar los rapeles de bajada a tiempo.
Un duro ascenso del Fitz Roy, donde a la bajada los atrapó una tormenta. Foto: Ivan Leiva
¿Cómo llegaste a escalar octavos? ¿Entrenamientos sistemático, pura escalada, mucha roca?
Siempre mucha roca, pero también entrenamiento sistemático. Casi desde el comienzo 3 veces por semana en la universidad, bajo un programa bastante estructurado. Intento todo el tiempo traspasar los entrenamientos a las rutas que estoy trabajando y trato de ir todos los fines de semana a roca.
En el último año he seguido entrenando en la universidad, pero además un par de días en el Muro con el Coco en las mañanas, que me ha ayudado a superar mi lesión del hombro con trabajos específicos.
¿Qué tipo de escalada prefieres y por qué?
Sin dudar prefiero la escalada deportiva. Disfruto mucho el despliegue netamente físico que proporciona esta modalidad. Hacer rutas a vista y principalmente el proceso de trabajar las vías.
Sin embargo, desde que comencé a escalar he estado haciendo tradicional, principalmente paredes en el Cajón del Maipo y en Patagonia. La mezcla que proporciona la escalada Alpina es maravillosa, sobre todo cuando logras hacer las cosas rápido y seguro.
Te hemos visto en varias competencias de búlder y deportiva, ¿te gusta competir? ¿Forman parte importante de tu vida como escalador las competencias o el entrenamiento se centra en la roca?
Me encanta la competencia. Siempre lo hice en otros deportes y la disfruto mucho. A pesar de que no entreno pensando en competir (solo lo hago para escalada deportiva), intento hacer la mayoría de las fechas del circuito.
¿Dónde entrenas, tienes un entrenador que haya seguido tus progresos?
Desde el comienzo mi entrenamiento ha sido sistemático pero sin una cabeza tan clara como entrenador. Si bien en la universidad Felipe Serey es la figura de entrenador, es más un amigo y compañero de escalada, eso hace que se pierda la figura netamente formativa de un entrenador. Últimamente estuve preparándome con el Coco en el muro, quien me ayudo mucho a recuperar las falencias después de la lesión en el hombro y a recuperar el nivel de escalada.
Acá en Vancouver espero encontrar un buen gimnasio y un grupo para empezar un régimen de entrenamientos e intentar seguir progresando.
¿Cómo te lesionaste y que implicó la recuperación? ¿Qué tipo de operación y de kinesiología?
Me luxe un hombro en la fecha del campeonato nacional en el Galpón Chucao de Pucón en mayo del 2011. El diagnóstico: ruptura de labrum superior y cuasi desgarro del tendón del bíceps. Me operaron en junio y me hicieron una cirugía que se llama Latarjet, en la que te trasponen un pequeño hueso que se llama coracoides a la zona más dañada de la glenoides, quedando como una cuña para que no se salga el hombro de nuevo. La operación fue necesaria pues el daño extra óseo que tenía, podía hacer recurrente la lesión si continuaba escalando.
La recuperación fue dura: 6 meses de kine día por medio. Los primeros para ganar nuevamente la movilidad perdida a punta de torturas y luego el resto para recuperar la musculatura. Finalmente volví a escalar en diciembre y en enero me fui a Patagonia y escale mucho. A pesar de esto, no volví realmente a sentirme como antes hasta medio año más, en junio de 2012, que después de harto entrenamiento en El Muro y en la universidad, ya no sentía inestabilidad en el hombro escalando techos y desplomes fuertes.
¿Qué cambios en tu rutina de escalada tuviste que hacer luego de la lesión?
Los primeros 5 meses cambié la escalada por el Kinesiólogo. Y recién el último mes volví paulatinamente a escalar mientras seguía yendo al kinesiólogo. Además, cuando volví a escalar, tuve que hacer un poco de pesas y preparación física a medida que retomaba. Todo eso significó cambios radicales en mi rutina, partiendo por los desplazamientos y luego porque en gran parte de la recuperación no vi ninguna presa. Eso dolió mucho, pero creo que siempre sentí que iba a poder volver fuerte y eso me mantuvo aguantando la rutina.
¿Qué implicó psicológicamente volver? ¿Cómo lograste no perder la motivación?
Fue muy gratificante volver a escalar. Creo que nunca perdí la motivación. En algún momento iba al Kinesiólogo casi como un entrenamiento y cuando volví a escalar hice harto volumen y tradicional al principio; con subirme a la roca estaba pagado. Además el brazo respondía bien a las cargas, así que fui volviendo a escalar cada vez más, hasta superar lo máximo que había escalado antes. Sin embargo psicológicamente tuve que pasar el proceso de volver a creer que mi brazo podía hacer fuerzas sin salirse, eso fue duro. Para esto hice y sigo haciendo bastantes ejercicios para estabilizar el hombro que me han dado muy buenos resultados. Además, creo que mi cerebro aprendió cual es el límite y ahora la pienso 2 veces antes de hacer un paso muy exigido de hombro.
Sabemos que estudiaste en la universidad, tienes polola ¿Cómo sacaste tiempo para entrenar y en especial para alcanzar tan alto nivel en diferentes tipos de escalada?
Creo que he logrado mantener un nivel de entrenamientos decente gracias a las facilidades que me da estudiar, trabajar y entrenar en la universidad. He hecho esfuerzos grandes por mantenerme ahí, donde he podido seguir entrenando fuerte y porque tenemos un grupo de gente muy valiosa con la que entreno. Con mi polola, nos conocimos escalando, así que, en cierto modo, entiende cómo funciona el ritmo de la escalada y por lo general escalamos juntos.
Qué preferirías encadenar, una ruta de alpinismo en la Patagonia o una vía dura en deportiva.
Ambas tienen cosas que me motivan mucho. Creo que en el límite prefiero encadenar en deportiva, escalar cosas cada vez más duras me motiva mucho. Pero estaría muy cerca, en mis gustos, hacer una ruta estética, dura y elegante en las Torres o el Fitz.
¿Cómo es tu relación con el búlder?
En general me gustan todos los tipos de escalada. Sin embargo, nunca he buscado hacer mucho bloque, pues prefiero la deportiva o tradicional. A pesar de esto creo que es una manera muy buena de ponerse fuerte para todo tipo de escalada. Entreno mucho en búlder y también he hecho algunas veces en roca, lo disfruto mucho.
Sin lugar a dudas, creo que donde mejor me va es en bloques altos y no tan desplomados, pues en general no soy muy bueno en desplomes fuertes.
¿Cómo fue encadenar dos octavos en un día? ¿Pensaste que podías lograrlo antes de subirte a la segunda vía?
Fue una experiencia asombrosa, sobre todo porque son rutas súper distintas. La extensión de la Furia es una vía muy concentrada y explosiva, recorre un desplome súper fuerte por unas 6 chapas, con pasos y chapadas muy difíciles. Para mí un 8a bien duro. Luego la Pura Puntita es una ruta de resistencia, de regletas en un desplome muy suave, con un crux al comienzo y uno bien arriba, donde vienes sin descanso casi desde el inicio.
Fue muy interesante el proceso porque la primera ruta veníamos trabajándola desde hacía 4 fines de semanas y al final caíamos casi en las cadenas. De hecho ese día salió al 3er pegue. Luego con Gonzalo Ramírez equipamos la puntita y en el primer pegue me sentí súper cómodo y recordando los movimientos, pues le había dado un par de pegues hace 3 años, antes de lesionarme el hombro. Al final, después de un buen descanso y casi acabándose el día le di un segundo pegue y salió.
Más que el hecho de encadenar las 2 rutas, lo que me emocionó fue haber tenido el recuerdo de esa ruta de tanto tiempo atrás y que saliera tan rápido. Fue maravilloso y refuerza la teoría del “subidón”, que es que cuando encadenas una ruta dura, luego puedes hacer otra similar sin presión y con altas chances de encadenar.
¿Qué proyectos tienes en el futuro?
En deportiva me gustaría escalar bien 14. Ya estuve trabajando Contacto en las Chilcas antes de viajar a Canadá y se veía muy posible. Espero encontrar acá alguno y volver a seguir con ese proyecto a Chile en algún tiempo.
En escalada Alpina, tengo algunos proyectos acá en Canadá, pero sin lugar a dudas lo que más me motiva es volver a Patagonia a escalar el Torre y el Fitz-Roy por rutas directas y roqueras, como por ejemplo “El mate porro y todo lo demás” que es un sinfín de fisuras perfectas directo hacia la cumbre por el pilar norte del Fitz.